La
sociedad está siendo atacada
La sociedad española está siendo víctima del ataque de
los poderes económicos. Organismos nacionales e internacionales y grandes
empresas, tanto nacionales como extranjeras, acosan al pueblo español
intentando reducir sus niveles de bienestar. Pretenden destruir un patrimonio
social que abarcaba hasta ahora –aún con sus grandes deficiencias- al conjunto
de la sociedad y que proporcionaba a la mayor parte de los españoles los
servicios y medios fundamentales para llevar una vida digna: sanidad,
educación, pensiones, vivienda, etc.
Ya
está bien
No podemos seguir contemplando impasibles como la
única solución para la crisis son los recortes de prestaciones sociales y la
reducción del gasto público. Es preferible mantener ayudas para que los
particulares no pierdan su capacidad de consumir, que permitir que la sociedad
se empobrezca hasta que no exista actividad económica alguna.
No podemos consentir que se consideren gastos,
partidas que en realidad son inversiones sociales. Es preferible asumir un
mayor déficit que estrangular las economías familiares y de la pequeña empresa
sin las que no hay solución a la crisis.
No podemos dejar de recordar que existen partidas
presupuestarias que se deben recortar o suprimir: subvenciones millonarias a
Partidos Políticos, Sindicatos, Asociaciones Empresariales. Es preferible dejar
que los partidos políticos se autofinancien a tener que recortar horas de
enseñanza a nuestros hijos.
No podemos olvidar que el estado de las autonomías es
responsable de gran parte del déficit por haber sobredimensionado la
administración y que además es un permanente generador de gastos inútiles y de
groseros casos de corrupción. Es preferible eliminar embajadas autonómicas en
el extranjero que recortar la sanidad.
No podemos permitir que la sociedad mire hacia otro
lado mientras la crisis financiera sigue beneficiando a los bancos que son los
primeros responsables de su llegada. Es preferible someter a los bancos al
control estatal que seguir dándoles fondos y más fondos que terminan utilizando
para seguir especulando.
No podemos depender de los dictados de las agencias de
calificación, exclusivamente interesadas más en optimizar los beneficios de sus
patrocinadores y ajenas al reto de hacer viable un mundo donde las personas
puedan ganarse la vida con justicia y dignidad. Es preferible dejar de prestar
oídos a las agencias de rating, que permitir que las opiniones de cuatro
especuladores puedan afectar a economías nacionales y de empresas hasta
llevarles a la misma quiebra.
Un
ataque antidemocrático
Nadie ha elegido a las entidades financieras, empresas
y organismos que nos imponen recortes y dilapidan el patrimonio social de todos
los españoles. Ningún español ha sido consultado sobre la conveniencia o no de
modificar la Constitución para satisfacer a los mercados. Sin embargo, estos
poderes tienen capacidad para modificar la legislación, imponer sacrificios y
modular la acción del Gobierno a su antojo.
España no es hoy un país verdaderamente democrático.
Nuestra Nación no disfruta de soberanía económica, los ciudadanos son rehenes
en manos de las entidades financieras y la gestión de las empresas en las que
desarrollan su trabajo les está vetada. Los falangistas defendemos
inequívocamente la democracia, tanto política como económica y creemos que
cuando tanto se reprime nuestra capacidad de tomar decisiones debemos poner en
práctica el recurso legal a la DEFENSA SOCIAL.
Tenemos
derecho a defendernos
La sociedad tiene derecho a defenderse. No nos
resignamos a perder nuestros derechos. No vamos a asistir impasibles al
desmantelamiento del Estado del bienestar. Nos negamos a ser meros espectadores
en la demolición de los servicios públicos. Queremos participar en la toma de
las decisiones que tanto nos afectan.
Los beneficiarios de este proceso pretenden
anestesiarnos para que aceptemos sin protesta. Nosotros preferimos alzar la
voz, organizar la defensa social, identificar a los responsables últimos del
ataque y ofrecer soluciones audaces, imaginativas y justas.
No
queremos olvidar
Que hay responsables de la crisis. Que los hay por
acción y por omisión. Nos proponemos identificarlos. Es necesario que el pueblo
conozca a quienes representan para él una amenaza. Que seamos capaces de poner
nombre y apellidos a quienes se esconden tras siglas y nombres comerciales. Es
hora de exigirles responsabilidades. Que den la cara.
Recordemos siempre que los culpables, entidades
financieras, grandes corporaciones lobbies políticos, dirigentes globales y
políticos locales, siguen manteniendo estándares de vida altísimos, mientras
las víctimas de sus acciones avariciosas y de su especulación, se desangran y
todavía se ven obligados a pagar los platos rotos de la crisis.No debemos dejar de señalar con el dedo a los
culpables, buscarlos donde estén y decirles a la cara que sabemos que son ellos
los que han decidido:
·
Que el mundo entero y la vida de sus habitantes dependa de los mercados.
·
Que los objetivos económicos se hayan convertido en algo abstracto sin
tener en cuenta las necesidades de las personas.
·
Que se valoren más las apreciaciones de los analistas bursátiles que las
necesidades expresadas, a veces a gritos desesperados, por las personas
afectadas por esta crisis.
·
Que las personas sean solo datos estadísticos aparentemente carentes de
necesidades y anhelos.
Y son ellos los responsables:
·
Del despilfarro publico dedicado al propio enriquecimiento.
·
Del desvío de fondos públicos a finalidades sectarias en partidos políticos
sindicatos y demás entidades subvencionadas por el Estado.
·
De la suspensión del necesario crédito para el mantenimiento de la
actividad económica.
·
Del hundimiento de nuestra economía a nivel empresarial y familiar.
·
De permitir que el paro crezca hasta convertir nuestra sociedad en una gran
residencia de jubilados forzosos, involuntarios expulsados de la vida útil y
empujados a la desesperación, cuando no a la pobreza.
Soluciones
También somos conscientes de que la rebelión y el
señalar a los culpables no serán suficientes para superar este bache que cada
día se está haciendo más profundo. Hemos de buscar soluciones. No podemos
permitirnos el lujo de no pensar. No podemos dejar de buscar una salida y
proponer acciones y soluciones que nos procuren un futuro mejor, más justo y
más humano.
Somos falangistas, nuestra permanente aspiración a
conseguir que la justicia social sea un bien universal, ha apuntado siempre
hacia un modelo de economía sindicalista. Un nuevo marco de relaciones
socioeconómicas que permita la autogestión de los trabajadores organizados en
sindicatos. Que estos sindicatos, además de ser los auténticos poseedores de
los medios de producción, se erijan en entidades directamente integradas en el
Estado. Entidades desde las que se ejerza la democracia económica que nunca ha
sido capaz de ofrecer el liberalismo. El liberalismo, como la ley de la selva,
la ley del más fuerte, poco sabe de democracia.
Queremos que se reconozca el fracaso del capitalismo
de cuya verdadera naturaleza estamos teniendo estos años una muestra clara.
Solo este reconocimiento podrá situarnos en condiciones para encaminarnos hacia
un futuro diferente y mejor. Un futuro de superación de las darwinianas leyes
del mercado, que nos han sido impuestas como única brújula de nuestra
existencia, por los que medran a su amparo.
Siempre hemos defendido que hay que buscar un sistema
de crédito diferente del modelo de banca privada. Los bancos han de ser
considerados un bien público y sus objetivos deben ser sociales y basados en
las decisiones democráticas colectivas. Nuestra propuesta es la banca sindical.
Un sistema que promueva la puesta a disposición de los recursos financieros
para el cumplimiento de los fines económicos del pueblo, representado por los
sindicatos. El control de crédito por los sindicatos, conformados
democráticamente desde su base en las empresas colectivas, hasta su cúspide en
el mismo poder legislativo de la nación, es nuestra solución para la crisis
financiera. Una apuesta fuerte y sin duda atrevida. Necesaria.
Otra
vez quieren engañarnos
Buena parte de los recortes que estamos sufriendo nos
los presentan como inevitables. “No hay más remedio, es lo que toca”. Como si
de un fenómeno atmosférico se tratase y no de decisiones susceptibles de ser
criticadas.
Claro que son necesarios los recortes. Ya lo hemos
dicho. Recortes en los privilegios de los partidos políticos. Recortes en los
despilfarros de la administración. Pero hace falta más y ahora es el momento de
reclamarlo
LO QUE TU NECESITAS, LO QUE NECESITA ESPAÑA
DEFENSA SOCIAL
A LA QUE TENEMOS DERECHO
SEÑALAR A LOS CULPABLES
PARA QUE NO SE VAYAN IMPUNES
PROPONER SOLUCIONES
PARA QUE TRIUNFE LA JUSTICIA SOCIAL Y LA
DEMOCRACIA ECONOMICA, SOBRE EL CAPITAL Y LA ESPECULACIÓN
MÁS INFORMACIÓN : DEFENSA SOCIAL.
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