Entrevista de La Tribuna de Toledo a Marisa Martínez, directora de Cáritas en Toledo.

A continuación reproducimos la entrevista que La Tribuna de Toledo ha realizado a Marisa Martínez, directora del centro de Cáritas de Toledo:

¿Qué destaca de la memoria de 2011 que va camino de la imprenta?

Las actividades son las mismas de todos los años con un servicio de atención primaria y asistencia que prestan todas las Cáritas parroquiales de la Diócesis. En la provincia existen 270 parroquias y, por lo tanto, 270 puntos de atención. No obstante, son 107 los equipos formados puesto que existen pueblos pequeños en los que una voluntaria ayuda al sacerdote. La gente sigue acudiendo cada vez más a esta entidad si bien el incremento de personas no se puede cuantificar bien, ya que los voluntarios atienden sin un ordenador que pueda especificar esta cifra. Está llegando gente con un perfil distinto, familias con todos sus miembros en paro, problemas de pago del alquiler o de la hipoteca. La situación se está cronificando. Además, los comedores sociales atienden a personas en Toledo, Talavera de la Reina, Quintanar de la Orden, Ocaña y Villacañas. Cáritas siempre procura que la caridad y la dignidad vayan de la mano. Por ello, de forma presencial pueden acudir al comedor social los usuarios, pero a otros se les dan los alimentos para que en casa coman con sus hijos. También se ha potenciado bastante el empleo y la inserción laboral con talleres formativos nuevos. En el centro ‘Beata Teresa de Calcuta’ existe un taller en el que veinte mujeres aprenden labores del hogar así como a atender a personas mayores y otros de jardinería y multiservicio al hogar. El año pasado, en la bolsa de empleo se atendieron 1.139 entrevistas logrando que 170 personas encontraran trabajo. Por otro lado, Cáritas pone a disposición de las familias algunos pisos tutelados y también la red de transeúntes y el centro Hogar 2000. Cáritas tiene 2.086 voluntarios en la Diócesis de Toledo, que son la verdadera riqueza porque sin ellos todas estos recursos no se podrían llevar a cabo. La acogida y la atención primaria en las parroquias es lo más importante porque acuden derivados de todos los servicios sociales buscando ayuda.

¿Y en cooperación internacional?

Dentro de cooperación internacional, colaboramos con sacerdotes diocesanos en Moyobamba con aportaciones a comedores sociales y centros de salud. Este año, la generosidad de los toledanos se ha demostrado con el terremoto de Lorca y para el problema en el Cuerno de África.

¿Cuál ha sido el incremento de usuarios desde que comenzó la crisis?

Del 2008 al año 2009, el incremento de personas fue brutal alcanzando un crecimiento del 40 por ciento. El número va subiendo y además ha cambiado el perfil de estos ciudadanos. Ahora llegan personas que se han quedado en paro y no tienen ninguna ayuda. Se puede decir que ha habido una subida de más del sesenta por ciento desde el inicio de la crisis hasta ahora. Algunas zonas están realmente desbordadas como Illescas, Yuncos, Seseña y Talavera de la Reina, en donde se reparten casi 700 kilos de alimentos diarios. Aquí existe un porcentaje de desempleo muy alto.

¿Cáritas puede responder a esta demanda, que en muchos casos llega derivada de los servicios sociales?

Gracias a los voluntarios podemos atender a todo el mundo. No obstante, tenemos que agradecer las aportaciones que está haciendo la sociedad y empresas que nos apoyan donando alimentos. Siempre hay que recordar que Cáritas tiene que ser subsidiaria de la administración y no al revés. En ropa y alimentos procuramos atender a todas las personas que acuden a nosotros, con un control para que cada parroquia atienda a quienes están empadronados en el municipio, así no se duplican actuaciones y nadie se queda sin ayuda. Si en cambio alguien viene solicitando ayuda económica, primero se le deriva a los servicios sociales y ya con informes vuelve. Los casos se estudian puesto que cuando te piden el pago de seis o siete meses de alquiler es imposible atender como se hace con los recibos de agua, de luz o el pago de medicamentos. Estas ayudas económicas son puntuales y en base al dinero que tenemos. La Conferencia Episcopal, este año, ha repartido cinco millones de euros para Cáritas Española, de los que nos han correspondido 130.000 euros que se han distribuido entre todas las parroquias de la Diócesis de Toledo en función de los habitantes.

¿Recuerda alguna otra época en la que se haya llegado a estos extremos?

Siempre ha habido gente necesitada, pero lo que se está viviendo en los últimos años es la primera vez que lo conozco. La situación se está cronificando porque hay ciudadanos que no perciben absolutamente nada y se están dando casos verdaderamente graves. Hay muchos hijos que están viviendo de la pensión de los padres. Esto provoca que cada vez venga más gente a la bolsa de empleo, en donde las ofertas son pocas.

¿Trabaja Cáritas con otras entidades para evitar la duplicidad de recursos?

Cáritas es una institución independiente, pero cuando ponemos en funcionamiento todos los talleres mandamos información a todos los servicios sociales e instituciones y nos derivan gente. Luego hacemos una selección en función de las problemáticas.

¿Cómo influyen los recortes en el acceso a la sanidad y a la educación de la gente más desfavorecida?

La situación es crítica y lo ideal sería optimizar los recursos más que acometer recortes. En materia sanitaria, el Gobierno será sensible con la atención primaria básica para todo el mundo. Luego estará limitada otro tipo de atención por la grave situación. Si se quiere normalizar la situación económica se tendrán que optimizar los recursos evitando duplicidades y más control. No se puede pasar del todo a la nada, la virtud está en el término medio y la atención básica se tendrá que seguir dando por humanidad y por conciencia. Hay que priorizar y pensar en las personas que no tienen nada porque siempre se rompe la cuerda por los más débiles. Cáritas siempre estará ahí para defender los derechos de los más necesitados.

¿Han bajado los donativos de los colaboradores de la entidad?

Todo lo contrario. La respuesta está siendo muy positiva porque se están incrementando los socios y las donaciones. Antes había personas que podían ayudar y no lo hacían y ante esta situación están colaborando de una forma más decidida. Todo es gracias a los socios, donantes, voluntarios, sacerdotes y religiosas.

El proyecto ‘Empresas con corazón’ avanza con la incorporación de cinco nuevos miembros, ¿espera la colaboración de muchas más empresas?

La entidad lleva bastante tiempo colaborando con muchas empresas. Cáritas de Barcelona creó este programa hace varios años y ahora se está implantando en prácticamente todas las provincias de España adquiriendo un compromiso más firme. Somos conscientes de que la situación es muy difícil, pero estamos llamando a la puerta de muchas empresas porque no sólo pedimos ayuda económica. Nos pueden ayudar de muchas formas, por ejemplo, ahora podremos arreglar los accesos al Hogar 2000, también contamos con faldones de publicidad y otros nos donan alimentos. Aunque estamos llamando a muchas puertas, otras empresas son ellas las que se están ofreciendo. Nos están demostrando que tienen corazón. Y es que, la culpa de la situación que estamos viviendo no es de nadie y es de todos, por eso entre todos tenemos que hacer lo posible para que los que menos tienen -que siempre son los más afectados por una crisis- sepan que tienen una referencia en Cáritas. Recibimos a los que nos quieren pedir, pero también a los que nos quieren ayudar.

¿Los recursos de Cáritas están asegurados en Toledo o alguno corre peligro?

La atención básica vamos a procurar que se atienda por encima de todo, pero otros servicios son obligación de la administración y Cáritas los está llevando a afecto. La administración tiene que tener en cuenta la cantidad de dinero que le ahorramos. Los edificios son de Cáritas y si hacen falta diez personas, quizás solo hay cinco contratadas porque el resto son monjas como ocurre en el albergue. No obstante, estoy segura de que la administración está haciendo todo lo posible para que los recursos que son necesarios e imprescindibles se mantengan. Por nuestra parte seguiremos trabajando con empresas y particulares procurando que la gente que no tiene nada esté atendida. En la red regional de transeúntes están dentro los de Toledo, Talavera, Ocaña y Quintanar, son recursos que si la administración los tuviera que poner en funcionamiento costaría tres veces más. En el caso del Hogar 2000 se mantiene gracias a una subvención pública, ya que nos derivan a los enfermos de sida de los hospitales de Castilla-La Mancha. También está ahorrando mucho dinero porque la estancia de estas personas en el hospital saldría cinco o seis veces más cara que estar aquí. Además, en el comedor social de San José Obrero se trabaja con voluntarios y con recursos de Cáritas. La administración nunca ha dado nada para este comedor, por lo que, repito, todo se hace gracias a los 2.086 voluntarios, socios, donantes y los religiosos.

¿La sociedad de Toledo es solidaria?

Mucho. Nos lo está demostrando con su ayuda. Hay voluntarios que están llamando constantemente para ofrecerse a colaborar en los talleres que se desarrollan en el Polígono de cocina, lavado, planchado, repostería o electricidad.

¿Algún proyecto se ha quedado aparcado?

Creo que con lo que estamos haciendo se han cubierto todos los campos aunque queremos potenciar bastante la formación y el empleo del servicio de intermediación laboral.

¿Cómo es la convivencia en los albergues y talleres?

El colectivo de transeúntes tiene una problemática distinta porque a veces rechazan su inserción. En los talleres el ambiente es de familia y de confianza. Son personas, no son números, y el trato es muy personalizado. Es necesario dar esperanza y fomentar su autoestima porque no todos hemos tenido las mismas oportunidades.

¿Ha pagado ya la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha la deuda con Cáritas?

No. Esperamos que con la vía ICO nos pague lo que nos debe de 2011 del Hogar 2000 y el resto de subvenciones estamos pendientes de que nos llegue el dinero. Si se suma la ayuda de cooperación internacional, la cantidad asciende a los 750.000 euros.