La Duma (cámara de diputados de Rusia) aprobó el pasado viernes la prohibición de la propaganda de la homosexualidad entre los
menores de edad. La ley, que fue aprobada en primera lectura
con 388 votos a favor, una abstención y un voto en contra, propone sancionar la
promoción de los comportamientos homosexuales con multas en metálico de hasta
5.000 rublos (125 euros) a las personas físicas, 50.000 rublos (1.250 euros) a
los funcionarios y hasta 500.000 rublos (12.500 euros) a las personas jurídicas
que infrinjan la nueva ley.
La policía será la encargada de
formalizar la sanción administrativa contra el infractor, que obligatoriamente
tendrá que comparecer ante los tribunales.
Pese a todas las polémicas que
continuamente se muestran de Rusia por parte de los medios de comunicación
occidentales, lo cierto es que el ex gigante soviético se ha convertido en uno
de los escasos bastiones que quedan en el mundo de respeto a las tradiciones y
a la ley natural. Rusia ha aprendido de su pasado, al contrario que otros
países, y hoy valora, respeta y defiende su tradición cristiana ortodoxa. Pero,
independientemente de las religiones que tengan influencia social en la
sociedad rusa, el gobierno ruso también ha demostrado su preocupación por la
juventud de su país y por eso ha prohibido cualquier tipo de propaganda
homosexual dirigida a los jóvenes.
¿Es posible esto que se ha hecho en
Rusia en la España de hoy? Con este gobierno neoliberal del Partido Popular,
está claro que no; con un gobierno socialdemócrata del PSOE, tampoco. Y si
hablamos de otras formaciones políticas, como Izquierda Unida o Unión, Progreso
y Democracia, seguimos sin ver posibilidades de que medidas así se adopten en
nuestro país.
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