jueves, 31 de enero de 2013

Emiliano García-Page, alcalde de Toledo, se reúne con el representante de una asociación másonica.



 
El Ayuntamiento de Toledo publicó en su página web la siguiente nota este último martes:
El alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, se ha reunido hoy con el representante de la Logia Masónica Alehph147, Javier Rivas, quien le ha trasladado las actividades que llevan a cabo dentro de la Asociación Cultural Maestro Martín, de la cual forman parte. Ayuntamiento de Toledo.
La Logia Masónica de Toledo pertenece a la Gran Logia de España y cuenta en la actualidad con una treintena de miembros.
Javier Rivas ha informado al alcalde de la constitución de esta asociación cultural que tiene entre sus intereses la realización de actividades en defensa y promoción de la arquitectura, las costumbres, la gastronomía y la cultura toledanas.
De la nota se hizo eco un medio provincial de gran tirada como es La Tribuna de Toledo.
A continuación, reproducimos algunos fragmentos de un artículo titulado “¿Por qué un católico no puede ser masón, que puede consultarse en el siguiente enlace de Aciprensa: http://www.aciprensa.com/controversias/catolicomason.htm
A lo largo de su historia la Iglesia católica ha condenado y desaconsejado a sus fieles la pertenencia a asociaciones que se declaraban ateas y contra la religión, o que podían poner en peligro la fe. Entre estas asociaciones se encuentra la masonería.
Actualmente, la legislación se rige por el Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, que, en su canon 1374, señala:
"Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho".
El criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto con respecto a las anteriores declaraciones, y la nominación expresa de la masonería se había omitido por incluirla junto a otras asociaciones. Se indica, además, que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión”.
La Iglesia ha condenado siempre la masonería. En el siglo XVIII los Papas lo hicieron con mucha más fuerza, y en el XIX persistieron en ello. En el Código de Derecho Canónico de 1917 se excomulgaba a los católicos que dieran su nombre a la masonería, y en el de 1983 el canon de la excomunión desaparece, junto con la mención explícita de la masonería, lo que ha podido crear en algunos la falsa opinión de que la Iglesia poco menos que aprueba a la masonería”.
Casi desde su aparición, la masonería generó preocupaciones en la Iglesia. Clemente XII, en "In eminenti", había condenado a la masonería. Más tarde, León XIII, en su encíclica "Humanum genus", de 20 de abril de 1884, la calificaba de organización secreta, enemigo astuto y calculador, negadora de los principios fundamentales de la doctrina de la Iglesia.
En el canon 2335 del Código de Derecho Canónico de 1917 establecía que "los que dan su nombre a la secta masónica, o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica".
Los motivos que argumentaba la Iglesia católica para su condena a la masonería eran fundamentalmente: el carácter secreto de la organización, el juramento que garantizaba ese carácter oculto de sus actividades y los complots perturbadores que la masonería llevaba a cabo en contra de la Iglesia y los legítimos poderes civiles. La pena establecía directamente la excomunión, estableciéndose además una pena especial para los clérigos y los religiosos en el canon 2336”.
"La masonería -decían los obispos alemanes- no ha cambiado en su esencia. La pertenencia a la misma cuestiona los fundamentos de la existencia cristiana" (.) Las principales razones alegadas para ello fueron las siguientes: la cosmología o visión del mundo de los masones no es unitaria, sino relativa, subjetiva, y no se puede armonizar con la fe cristiana; el concepto de verdad es, asimismo, relativista, negando la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad, lo que no es compatible con el concepto católico; también el concepto de religión es relativista (.) y no coincide con la convicción fundamental del cristianismo, el concepto de Dios, simbolizado a través del "Gran Arquitecto del Universo" es de tipo deístico y no hay ningún conocimiento objetivo de Dios en el sentido del concepto personal del Dios del teísmo, y está transido de relativismo, lo cual mina los fundamentos de la concepción de Dios de los católicos (.)
El Arzobispado de Toledo debería tener todo esto muy presente cuando viera que Emiliano García-Page participara en actos públicos de fe de la Iglesia Católica. Queda muy claro que un representante político que se reúne con miembros de la masonería no puede ser un católico consecuente con lo que la doctrina de la Iglesia ha predicado desde tiempos inmemoriales y todo eso sin olvidar que el partido al que pertenece García-Page lleva décadas arremetiendo contra la Iglesia Católica y promoviendo legislaciones contrarias a la Ley Natural.

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