José María Gil-Robles y Emiliano García-Page, pese a sus diferencias partidistas, coinciden en señalar su apoyo a la Unión Europea.

 

José María Gil-Robles y Gil-Delgado, además de ser hijo del histórico José María Gil Robles (líder de la Confederación Española de Derechas Autónomas durante la Segunda República Española), tuvo una conocida, aunque breve, vida política como eurodiputado del Parlamento Europeo y como presidente de dicha cámara desde 1997 hasta 1999, cargos que ocupó siendo miembro del Partido Popular (previamente había formado parte de la originaria Alianza Popular fundada por Manuel Fraga Iribarne).

El pasado lunes por la tarde, en una conferencia organizada por la Asociación Católica de Propagandistas en Toledo (a la que, por desgracia, no pudimos acudir por problemas de incompatibilidad de horarios), José María Gil-Robles (hijo) habló su experiencia dentro de los órganos legislativos de la Unión Europea. Si el asunto nos ha interesado lo suficiente como para mencionarlo aquí ha sido porque este señor, por lo que hemos podido leer en la prensa local, apostó por “la unión bancaria y el reforzamiento del control de los presupuestos de los Estados miembros”.

Pero, llamativamente, José María Gil-Robles (hijo) no ha sido el último personaje que recientemente ha defendido en Toledo algo similar. Emiliano García-Page, el alcalde de Toledo del PSOE, también ha sido protagonista en la prensa local por asegurar ante unos alumnos de instituto europeos que se encontraban en Toledo de visita que “los países se han quedado pequeños” y “el buque europeo puede atravesar mejor la crisis que cualquier barco por separado”.

Uno, antiguo cargo de prestigio por el Partido Popular; el otro, actual alcalde de Toledo por el PSOE… pero ambos tienen algo en común: ven con buenos ojos la pérdida de soberanía política y económica de España (y, por lo tanto, de las demás naciones europeas que integran la Unión Europea) en una organización supranacional que, hasta ahora, únicamente ha sido capaz de crear una especie de mercado común que sólo ha beneficiado a las importantes empresas establecidas en países como Alemania y Francia. Por mucho que disientan, discrepen y discutan; por mucho que, de cara a la opinión pública, PP y PSOE se enfrenten entre sí y traten de encolerizar a los españoles para sacar beneficios electorales, la clase política profesional del PP y del PSOE defienden los mismos intereses, los de una Unión Europea y los de un Banco Central Europeo cuyo poder reside en el control financiero ejercido sobre las diversas naciones europeas, privadas de una soberanía política y económica que debería corresponderles por ser un derecho legitimo de todo pueblo desarrollado.

Desde -elmunicipiotoledo- defendemos y apoyamos toda propuesta encaminada a fomentar las cordiales relaciones de España con los diversos pueblos de todo el mundo, pero especialmente aquellos de nuestro entorno geopolítico más cercano y Sudamérica; ahora bien, este modelo de organización supranacional en que consiste la actual Unión Europea no podemos apoyarlo ni verlo con buenos ojos porque únicamente reside en el fomento de un libre mercado que priva de soberanía a las naciones mientras beneficia y hace aumentar los ingresos de algunos grandes grupos económicos.

La cooperación y la convivencia de las diferentes naciones en el plano internacional no tiene por qué significar, al contrario de lo que prefieren algunos sectores políticos, la pérdida de la soberanía que corresponde a los Estados; es más, un proyecto de ese corte debería de comenzar por el respeto y el reconocimiento de la soberanía de los distintos países para que, a partir de ese punto, las naciones puedan decidir sobre el futuro de sus comunidades dentro de alguna organización supranacional.