La
Estadística de Nulidades, Separaciones y Divorcios del Instituto Nacional de
Estadística (INE) ha sacado a la luz que durante el año 2011 se rompieron en
España un total de 110.651 matrimonios, un 0,3% más que en el año 2010,
produciéndose 103.000 divorcios, 6.915 separaciones y 132 nulidades. Además, la
vida media de los matrimonios rotos en 2011 fue de 15,4 años en los casos de
divorcio, 20,8 años en los casos de separación y 7,7 años en los casos de
nulidad.
Ha
sido vox populi durante estos últimos años que el número de rupturas
matrimoniales en España había disminuido como consecuencia de la crisis
económica, ya que los matrimonios no podrían asumir los costes jurídicos que
suponían este tipo de rupturas. Pero parece que, durante 2011, ni siquiera la
temible crisis económica ha sido capaz de frenar estas rupturas matrimoniales,
un síntoma evidente de la decadencia de la sociedad española (y decimos que es
un síntoma de la decadencia de nuestra sociedad porque muestra como la familia,
la primera y más básica unidad natural de convivencia del ser humano, ya ni
siquiera es algo permanente, sino que parece que hoy ya puede someterse
libremente a discusión e incluso decidirse que es positivo que una familia deje
de serlo sólo porque los padres consideran que “es lo mejor para los hijos”).
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