jueves, 27 de septiembre de 2012

Las otras víctimas del acoso al Valle de los Caídos.



A continuación publicamos el último comunicado emitido por la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos, en el que muestran su apoyo a los trabajadores que hacen posible que el monumento del Valle de los Caídos siga abierto al público pese a los ataques del anterior Gobierno y la dejadez del actual:
El Valle de los Caídos vuelve a vivir cierta normalidad. Aunque abierto al público, tanto al culto como al turismo, todavía son perceptibles las señales del acoso que durante más de treinta meses sufrió el monumento por parte de aquellos que fueron incapaces de captar el más mínimo significado de lo que significaba la cripta de Cuelgamuros. Los agentes de Zapatero nunca quisieron vez una pizca de emoción, sentimiento, arte, respeto e historia en el Valle y se pusieron a trabajar por su destrucción o, lo que sería aún más grave, su “desnaturalización” para convertirlo en una parodia insultante para los miles de enterrados entre sus piedras.
Pero también hubo otras víctimas que, ante la gravedad de la barbaridad que se estaba cometiendo, han quedado hasta ahora olvidadas. Y ha llegado el momento de recordarles y mostrarles la misma solidaridad que a otros que en un primer momento se encontraron en la diana de los enterradores y manipuladores de la Historia: son todos los trabajadores que hacían su labor diaria en las distintas dependencias del Valle y que, con su cierre, vieron conculcado su derecho al trabajo precisamente por aquellos a los que se les llena la boca con la palabra “obrero”.
La labor de denuncia y defensa de la Basílica que llevó adelante la ADVC se centró inicialmente en buscar su supervivencia material y espiritual, de su significación histórica y de su valor artístico. En esa lucha desigual, la ADVC tuvo que defender el culto católico conforme al derecho que todo español tiene, en función de su libertad religiosa, a acceder a los lugares de culto; la Asociación veló por la situación en la que se encontraban los monjes benedictinos que habitaban la Basílica y su Monasterio, así como por evitar la acción destructora, tanto de los “incontrolados defensores de la libertad” como de los agentes políticos encaramados en las mismas instituciones que tenían la responsabilidad de velar por la integridad de un monumento que es admirado en muchos países del mundo.
Ahora, también la ADVC quiere salir en defensa de todos esos trabajadores que un buen día vieron como la maza que destrozaba la Piedad, se llevaba también su labor de servicio diario, una labor sorda, poco agradecida, nunca protagonista en los medios de comunicación y, seguramente, no muy bien pagada. Hombres y mujeres que compartían con las piedras, las estatuas y con los tapices, con las aves y el monte, con los monjes, con los vivos y con los muertos, con todos, decimos,…compartían una forma de ganarse la vida con honradez y una Cruz de Piedra.
Pero un día vinieron, pusieron todo patas arriba, intentaron remover los huesos de gloriosos héroes de ambos bandos de una guerra pasada, amenazaron a pacíficos monjes, reprimieron al público, cerraron las puertas, prohibieron la misa, mintieron y mintieron para conseguir su objetivo de destrucción… y también dejaron inermes a todos esos trabajadores cuyo único “delito” en toda esta historia era cumplircon su deber, como ya lo habían hecho varias generaciones de compañeros desde la apertura del monumento en 1959.
No os olvidaremos compañeros. Se han ganado batallas, pero la guerra tendrá un final victorioso cuando vosotros, también vosotros, hayáis sido compensados por tanta desconsideración y tanto desatino. Vosotros, trabajadores, también sois protagonistas de esta historia. Quizás tan anónimos como los miles de soldados enterrados entre las piedras de Cuelgamuros, pero sin duda, igual de importantes que todos los que, desde cualquier posición han estado resistiendo el empuje destructivo del odio. Pero nadie mejor que vosotros sabe que desde la Cruz del Valle de los Caídos siempre es posible ver el amanecer. Un amanecer que nos traiga justicia, paz y progreso también para vosotros.

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