La Junta de Andalucía ha ordenado dejar de alimentar a esta anciana de 90 años. Morirá de inanición, cruelmente, en cuestión de días. Si la eutanasia gana este caso, cualquier enfermo o anciano de España puede ser el próximo.
REDACCIÓN HO/ La Consejería de Sanidad de Andalucía ha ordenado a los médicos del hospital Blanca Paloma, de Huelva, que retiren la sonda por la que la señora Ramona Estévez se alimenta desde que entró en coma, el pasado mes de julio, como consecuencia de un infarto cerebral.
Ramona Estévez tiene 90 años. No ha elaborado su testamento vital, pero su hijo asegura que, verbalmente, anunció que no quería ser intubada, en el caso de perder la consciencia.
Asesorado por el lobby eutanásico Derecho a Morir Dignamente, el hijo de Ramona Estévez pidió a los médicos que atienden a su madre en el hospital Blanca Paloma la retirada de la sonda de alimentación, lo cual causaría la muerte por inanición a la anciana.
Los médicos se han negado a dejar de alimentar a Ramona Estévez, invocando la buena práctica profesional y su libertad de conciencia.
La sonda de alimentación no es un tratamiento médico. Se trata de un cuidado básico para cualquier persona: alimentarse. La única diferencia entre una persona consciente y una inconsciente es que la primera puede alimentarse por sí misma, mientras que la segunda necesita que la alimenten por medio de una sonda.
La familia de Ramona Estévez ha recurrido a la Consejería de Sanidad de la Junta de Andalucía. Este martes 23 de agosto, el departamento de Salud dirigido por la consejera María Jesús Montero (PSOE), ha ordenado al hospital Blanca Paloma que atiendan el deseo de la familia y dejen de alimentar a la señora Ramona Estévez.
La muerte por inanición sobrevendrá en cuestión de horas, tal vez días. La Junta de Andalucía invoca razones de índole compasivo, amparadas por la Ley autonómica de Muerte Digna, que contemplaría esta práctica eutanásica como un caso de “muerte digna”.
La ley andaluza de Muerte Digna es el modelo en el que se inspira el proyecto de Ley que la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha enviado a las Cortes para regular las prácticas eutanásicas y suprimir la autonomía del médico para actuar conforme a la lex artis (la buena práctica médica) y a su conciencia.
El de Ramona Estévez es un caso de vida o muerte.
En primer lugar, está en juego la vida de esta anciana, un ser humano que no puede valerse por sí mismo frente a lo que otros consideran que es más digno para ella: dejar de alimentarla, causarle la muerte.
En segundo lugar, está en juego la legalización de prácticas eutanásicas, por la vía de los hechos consumados. Si la eutanasia gana la batalla de Ramona Estévez, se abrirá una puerta a nuevos casos en los que la autoridad del Gobierno decida sobre la vida o la muerte de ancianos y enfermos.
Actúa para impedir que Ramona Estévez sea víctima silenciosa de un caso de eutanasia que le provocará una muerte nada digna, por inanición. Nadie, y menos un Gobierno, tiene derecho a decidir sobre la vida y la muerte de otros.
La Fiscalía debe actuar de oficio. La consejera de Sanidad de Andalucía, María Jesús Montero, puede haber incurrido en un acto contra la libertad de conciencia de los médicos y en otro acto de negación de auxilio a Ramona Estévez.
El Fiscal General del Estado debe pedir al juez la suspensión cautelar de la orden de la Consejería de Sanidad y el restablecimiento de los medios necesarios para alimentar a Ramona Estévez.
S.O.S. Ramona Estévez. Actúa ahora, por favor. Se trata de su vida digna y de la vida digna de todos.
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