jueves, 1 de septiembre de 2011

La auténtica filosofía. (II)


Segunda parte del artículo “La auténtica filosofía”.

Por José Antonio Chamorro Manzano


• Antecedentes:

- En el capitulo (I) –publicado en 22-08-2011– se daba por sentado implícitamente que quienes se adentrasen en su lectura serían personas que no necesitarían de más demostración o evidencia de la existencia de Dios que aquellas demostraciones o evidencias de las que ya dispusiesen ellas con anterioridad; por ello y directamente, se hacía allí la descripción del cómo entendíamos podría ser la acción creadora de Dios a efectos de  dar la existencia a Sus criaturas terrenas.

- Bien, pero es un hecho manifiesto el que, en el seno de nuestra ya globalizada sociedad mundial y desde los poderes públicos encargados del adoctrinamiento ideológico totalitario masificador inane de quienes integramos esa sociedad, se procura con ahínco el negar la existencia de Dios o el afirmar que la vida en general puede tener lugar sin participación alguna de Dios en el inicio y el desarrollo de ella. Y, para ese adoctrinamiento inane, cuentan tales poderes con el servil concurso de diversos tan afamados como manipulables científicos, y con el concurso de una inacabable caterva de demagogos de oficio y de tontos útiles, y cuentan también con todo su abrumador aparato de medios de difusión de sus ideologías laicistas y ateas; amen de contar con toda su demoledora capacidad obstructiva para impedir que tanto las instituciones propias de las diversas religiones, como cualesquiera personas vocacionalmente interesadas –sean grupos o individualidades– puedan participar en la natural tarea (natural por ser designio de Dios) de contribuir a la continuación del descubrimiento y la formalización de la auténtica teología que haya de acercarnos cada vez mejor hasta Dios.

- Por cierto; una pregunta surgente, qué debemos entender por Auténtica Teología. Pues, mi respuesta es: la Auténtica Teología está formada por todos  aquellos necesarios saberes que sean conformes con la universal inspiración divina que Dios deposita por igual en cada una de todas las almas que han de dar respectivamente el ser a Sus criaturas.

- Y dicho lo dicho y teniendo en cuenta que cada alma se llevará en su, imborrable, currículo personal a la Vida Eterna todo cuanto haya hecho o haya dejado de hacer debiendo haberlo hecho durante su vida terrena, parece que nos entran ganas de poder contribuir a proporcionar alguna demostración o prueba de la existencia de Dios, a tantas personas que las demandan, a veces sin darse cuenta de ello y hasta a veces sin quererlo. Porque todas las almas han sido creadas e inspiradas por Dios, todas de igual manera, y todas ellas conllevan la conciencia del bien y del mal, que en algún momento será el sentimiento dominante en cada respectiva persona y por todas la eternidad venidera.

- Así que, para añadir a cuantas demostraciones formales haya disponibles y más o menos convincentes o entendibles, pero elaboradas todas ellas con innegable buena voluntad, propongo la siguiente:


PRUEBA O DEMOSTRACIÓN CIENTÍFICA DE LA EXISTENCIA DE DIOS.

• Empírica y experimentalmente, las Ciencias Naturales-Biología demuestran el hecho de que cualquier ser vivo (todo ser vivo, microbio, vegetal, animal o humano), desde el primer instante de su existencia procura cumplir con firme fidelidad digamos vegetativa unas funciones existenciales, que se manifiestan principal y generalmente mediante:

-afán de supervivencia y de dotación y capacitación orgánica evolutiva;

-afán de capacitación psicofísica para la procreación biológica (reproducción) filial;

-afán de preparación psicofísica para el agotamiento y la extinción natural de su vida terrena individual, una vez que haya cumplido las demás funciones genéricas propias de su vida terrenal.

• La similitud o identidad de las funciones existenciales procuradas individualmente, por cada uno de todos los seres vivos, demuestra prácticamente y de modo incuestionable –incuestionable para cualquier mentalidad suficientemente capacitada para el correspondiente razonamiento– que son funciones que tienen una misma motivación impulsora o un origen impulsor común y único.

• La demostrada existencia de única motivación impulsora u origen impulsor común, para la universal realización de las funciones existenciales individuales, lleva a la humana razón –suficientemente capacitada para el correspondiente razonamiento– a reconocer, incuestionablemente, la necesidad de la existencia efectiva de un “componente genético universal de dotación individual”.

• El referido componente genético universal, ya conocido por los humanos, es el que en la Ciencia Teología-Filosofía es descrito y denominado Código Genético Divino, obrante en cada una de todas las almas.

• Luego queda demostrado –científicamente– que cualquier ser vivo, mediante el componente psíquico denominado Código Genético Divino, dispone de la autodemostración o certeza instintiva de la existencia de Dios, desde el primer instante de su existencia individual; y ello le impulsa a cada individuo a procurar cumplir las funciones existenciales, genéricas, que también son inspiradas con carácter universal, por Dios.

Y, luego, si el alma llegase a alcanzar suficiente capacidad racional, sería cuando sentiría ella la necesidad psíquica de obtener convincente prueba o demostración racional, lógica, verdadera y completa de la existencia de Dios.

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 • Conclusión:

- El demostrable conocimiento de la existencia de Dios pudiera ser muy importante para las personas que participan en ámbitos en los que es negada esa existencia, tal como por lo general ocurre en muchos estudiantiles. Aunque lo verdaderamente importante para toda persona es el conocimiento acertado sobre la naturaleza de Dios y Sus designios; nos va en ello el poder dotarnos de una auténtica filosofía personal de vida, que habrá de determinar la satisfactoria manera de ser de cada persona por toda la Vida Eterna.

- El pueblo español, desde hace siglos, elaboró su comunitaria filosofía de vida, bajo un sencillo y escueto lema: Por Dios y por España (la Patria). A impulso de tal filosofía de vida, los españoles crearon su Nación, y durante los siglos XVI y XVII, treinta millones de ellos se embarcaron para realizar la civilización del llamado Nuevo Mundo –lo cual dejó exhausta la metrópoli y fue una si no la principal de las causas de nuestra histórica decadencia–; y durante seis años lucharon (y vencieron) contra la invasión napoleónica, y durante tres años lucharon (y vencieron) contra la sovietización colonial de España; y durante cuarenta años se afanaron (y vencieron) en procurar hacer desaparecer todos los antagonismos y separatismos causantes de la ruina y la indignidad de España. Y, a impulso de esa misma irrenunciable filosofía de vida, habrán los españoles de mantener su Nación y de convivir ejemplarmente en el ámbito internacional, por los siglos de los siglos.

De la eficacia y de la calidad de la singular filosofía de vida del pueblo español, da buena idea el hecho de que España es la única nación que llegó a ser Madre Patria. Las naciones de nuestro entorno y misma raíz civilizadora, sufrieron temprana descomposición de su propia filosofía de vida y no pasaron de ser simples colonizadoras.

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