El rey Felipe VI recibió ayer durante una
hora y cuarenta y cinco minutos al nuevo presidente de Castilla-La Mancha,
Emiliano García-Page que salió exultante de la reunión. «Ha sido muy
gratificante y provechosa porque tiene un conocimiento muy detallado de la
realidad del país pero también de Castilla-La Mancha y tiene un planteamiento de
colaboración y de cordialidad institucional que es esencial en este
momento», fueron sus primeras palabras
al abandonar el complejo de La Zarzuela.
En Palacio la puntualidad es británica, así
que la audiencia comenzó en punto. Cuando las manecillas del reloj marcaban las
seis de la tarde se abrió la puerta del salón de audiencias y apareció el rey
que saludó afectuosamente a García-Page y ambos posaron brevemente para la
prensa antes de pasar al despacho de Felipe VI. No era la primera vez que Page
visitaba La Zarzuela. De hecho, como el mismo presidente comentó, ya había
estado en Palacio como alcalde de Toledo y como consejero del Gobierno en
tiempos de José Bono, aunque en esas ocasiones reinaba aún Juan Carlos I.
Tampoco era el primer encuentro entre ambos
ya con Don Felipe como rey de España. Quizás por eso el encuentro se alargó más
de lo previsto, 105 minutos en los que hablaron «de todo, de la situación del
país», afirmó Page. Sin embargo, el presidente confesó que lo que más le había
interesado como responsable político de Castilla-La Mancha era «la colaboración
institucional de la Corona» con la región en «el desarrollo económico, en las
grandes infraestructuras pero fundamentalmente en la atracción de empresas»,
relató Page. «Es evidente que tiene que trabajar para toda España», reconoció
pero dijo que esperaban «contar con su colaboración».
Según contó García-Page su mensaje al monarca
había sido el de un «planteamiento razonablemente optimista de futuro» porque
tiene «una confianza tremenda en la sociedad española», algo que, añadió, «se
lo he notado a él también». A este respecto añadió que había visto a un Rey
«bastante optimista respecto a la sociedad española». Y eso, comentó el
presidente, a pesar de que «los momentos de crisis están pasando factura a
muchas cosas, en parte también a la política». Pero, a su juicio, «el país tiene una fuerza intrínseca» y la
sociedad española «tiene un sexto sentido de estabilidad que se va a ir
imponiendo» aunque «ahora no lo vemos».
Respecto a la figura de Felipe VI,
García-Page aseguró que tras un año de reinado «la Corona funciona muy bien
como institución que nos representa a todos» y aunque reconoció que «a unos les
gustará más y a otros menos», las cosas «para la mayoría de la gente van muy
bien» en lo que se refiere a la Casa Real. Tanto es así que, añadió, incluso
quien «hace algún tiempo» podía discutir la monarquía «no lo considera ahora
mismo un problema de este país».
La Constitución.
Page no entró en detalles concretos sobre los
temas que había tratado con el rey pero sí reconoció que le había dado su
opinión sobre la reforma de la Carta Magna, que es uno de los asuntos que
promete encarar el líder del PSOE, Pedro Sánchez, si llega a La Moncloa. Así,
aseguró, «la Constitución no es una piedra y menos una piedra que estorbe en el
camino de la sociedad española». Por eso considera que «si abrimos el melón de
la Constitución tiene que ser para que salga ganando la inmensa mayoría» ya que
«hacerlo sólo pensando en cuestiones territoriales no es ni razonable, ni
lógico ni prudente».
A su juicio, el Estado de las autonomías ya
resuelve «en buena medida el problema de la descentralización del poder». La
propuesta de Estado federal que hace su partido «no puede meter miedo a nadie
porque en realidad es casi lo que tenemos». Y es que, según argumentó, «no nos
atrevimos a llamarlo así en 1978 pero funcionamos casi como un Estado federal».
En este sentido García-Page aboga por «estar
abiertos a la posibilidad de un cambio» en la Carta Magna pero considera que «es
más fácil si es para sumar cosas que para renegar de algunas». Es más, asegura
que la actual Constitución no contiene nada de lo que haya que «renegar» porque
«es la mejor» que ha tenido España y es «plenamente válida en tanto que nos
pongamos de acuerdo» en qué se debe reformar. En todo caso, asegura, esas
modificaciones «no van a remover cimientos sino que van a reformar tabiques. El
edificio es sólido y por tanto no se trata de cambiar de solar ni de cambiar de
edificio, como mucho nos podemos plantear cambiar tabiques», concluyó.
Respecto al artículo 135, el que impone un
rigor presupuestario en las cuentas públicas, aseguró que ni ayuda «ni
probablemente tampoco estorbe». Una posición que contrasta con la del
secretario general del PSOE que convertido la reforma de ese precepto en una de
sus banderas electorales. A juicio de Page, sin embargo, el rigor en las
cuentas públicas «lo diga o no la Constitución, lo impone la economía». En todo
caso aboga por una reforma constitucional que consolide los derechos sociales
de los españoles para que no sean sólo «testimoniales» y «salga ganando la
inmensa mayoría».
La Tribuna de Toledo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
-elmunicipiotoledo- no se hace responsable de los comentarios de sus lectores. -elmunicipiotoledo- se reserva el derecho de arbitraje y censura. Se ruega que los comentarios no se realicen de forma anónima.
Contacto: elmunicipiotoledo@hotmail.com