domingo, 12 de octubre de 2014

HISPANIDAD, cuando lo español parece perdido

Por Jorge Juan Perales para elmunicipio.es
“Oyendo hablar de un hombre, fácil es
acertar donde vio la luz del sol.
Si os alaba a Inglaterra, será inglés,
si os habla mal de Prusia, es un francés
y si habla mal de España, es español.”
( Joaquín María Bartrina. Reus, 1850. Barcelona, 1880.)
España, los españoles, después de ser el primer Imperio Global de la historia  durante más tres siglos. Después de perder Cuba y Puerto Rico en América; Filipinas en Asia; Guam en Oceanía; Sidi Ifni, Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental en África; prosigue su descomposición interna, con enfrentamientos civiles, resurgimiento de separatismos locales, reivindicaciones de derechos  de viejos reinos, nacionalismos fundamentados en el resentimiento y en el odio y lo más trágico, renegando o no reconociendo lo que juntos se hizo, incluso lo bueno, que ha sido mucho, en la historia de la humanidad, sin sentir la necesidad de buscar nuevos destinos. Somos el único pueblo, España, de esa historia, que ha realizado las gestas más heroicas que los tiempos recuerden, la gestación de nuevas naciones en todos los continentes, de ser los primeros en estar presentes en todos los mares y océanos; los generosos derramamientos de sangre de sus gentes en la defensa de los valores que conformaron la civilización Occidental; mezclándose en un mestizaje incontestable con los pueblos, las culturas y las personas con las que entraban en contacto, con un afán de convivencia y de transmitir  lo mejor que tenían -su espiritualidad- que con una fe férrea en los Evangelios Católicos, defendidos durante 800 años de reconquista sobre el invasor musulmán, habían definido el ser español y la configuración de España como Nación, como Estado, en una Unidad fructífera, enriquecida con la idiosincrasia de cada uno de los reinos ibéricos. Pues bien, los españoles somos el único pueblo que reniega de sus glorias, que se avergüenza de sus ancestros y que da por buenas las críticas destructivas que sobre ellos hacían y hacen con poca disimula envidia sus enemigos maliciosos. Dedicando gran parte de sus energías a autodestruirse como Unidad para volver a los comienzos cuasi tribales, cuando separadamente fueron menos fuertes, menos respetados, menos capaces para defenderse y para construir imperios. Pesimismo, disgregación, decadencia, rechazo de la tradición y de las señas de identidad de lo español; patrioterismo puramente emocional y sensiblero en unos y en otros -“más progresistas”- negación de España  como Nación, como Imperio y como Patria; llegando incluso en la década de los años 30 del siglo XX a extenderse el grito y el sentimiento psicótico y suicida de ¡Viva Rusia, Muera España! oído en la calle y en el Parlamento. Hasta nuestros días en los que ya España solo se entiende en tanto mercado, solo es formalmente un Estado sin nación y sin Patria, dónde sus símbolos no son respetados; desconocida su Historia sobre todos por los mas jóvenes, siendo una caricatura de lo que fue y sin voluntad, al menos en amplias capas de la población, de defenderla y recuperarla para empresas de proyección Universal.
Cuando lo español parece perdido, cuando España carece de Patria, cuando cunde el desaliento, la sensación de derrota y muchos dan por pérdida la recuperación del genio de España; hay que pararse, hay que escucharse, hay que oír la voz interior que habita en el inconsciente, en lo más recóndito de las entrañas, que conoce bien el alma de Hispania, para percibir el grito que con autoridad nos dice, como a Lázaro un día, Español, Hispano ¡levántate y anda!
En los momentos de crisis, decía Albert Einstein, solo la imaginación es más importante que el conocimiento. Imaginar un mundo global sin la HISPANIDAD es más inverosímil que con ella. Imaginar un mundo global sin mestizaje no es solamente  inverosímil sino que es imposible y quién sino la HISPANIDAD lo lleva consigo a su más alto grado. Imaginar un mundo global sin la lengua española por antonomasia es una idea que solo a sus odiadores se les ocurre, aun sabiendo en su fuero interno que es  más su deseo que lo que acontecerá finalmente. Imaginar un mundo global sin libertad, sin Justicia y sin Dios, aunque lo pretendan, lo estén pretendiendo, saben que tropiezan con la HISPANIDAD para impedírselo.
HISPANIDAD como revolución, como modelo de construcción de futuro, como proyección de los valores occidentales más nobles y favorecedores del bien para el hombre y para toda la humanidad. Mestizaje, crisol de culturas, catolicidad, libertad de conciencia, hermandad en el respeto a la singularidad. Convivencia con diversas lenguas y costumbres. Proceso civilizador contrastado. Defensa de lo espiritual ante el materialismo sin alma. Arraigo de lo tradicional, abierta al dinamismo constructivo de lo nuevo, en una búsqueda constante de espacios y conocimientos para ensanchar los límites del saber más, que representa el genio de lo hispano.
Movilizar a las Españas, reencontrarse, reconocerse en las hispanidades reales y sugerentes que  están visibles u ocultas o latentes en el temperamento de sus gentes, en el carácter de sus pueblos; expandiéndose por toda la humanidad, consolidándose, viviendo, aun a veces sin saberlo, como españoles de ayer, como hispanos de hoy.
HISPANIDAD en un mundo globalizado, interconectado e interdependiente, para aportar, para dar grandeza, para innovar con agudeza imaginativa proyectos de Libertad y Justicia, de Esperanza, Solidaridad y Convivencia, misión de Patria para cada hombre, para cada pueblo y para toda la humanidad, para que  encuentren terrenos, vías, caminos de trascendencia, logros de justicia social, para que disfruten de la vida y por qué no, para que pierdan el miedo a la muerte.
HISPANIDAD como contrapeso a la cultura materialista del desprecio a la vida, del relativismo sin sentido del Bien como valor permanente, inmutable y eterno. Como defensa de la norma de la Ley Natural como fundamento de las leyes. Como defensa de la razón y la fe, inseparables en un hombre digno, libre e integro.
HISPANIDAD, cuando lo español parece perdido, cuando “la neo-leyenda negra” aun persistente nos divida, nos cubra con un manto de mentiras, nos atrape en sus redes o nos atraiga a sus falsos encantos liberales o a sus hipócritas cantos socializantes. Cuando cada uno de los hispanos  nos liberemos de los tóxicos Las Casas, o de los de Reginaldo González o los del ingrato Antonio Pérez o los de los discretos Hijos de la Viuda. HISPANIDAD.
HISPANIDAD, que no es solo españolidad, que es más y será más, que es el barco en el que cabemos todos los hispanos, que en la mar nos encontramos antaño en nuevas tierras, con nuevas almas; que si todos remamos en la misma dirección y cada uno con las fuerzas que dispone, nos temerá el “pirata”- que todavía hoy iza su bandera en nuestra tierra usurpada-, neutralizaremos las revanchas de los Franciscos I -que siempre perdieron en el combate cara a cara-, saldremos victoriosos de otros lepantos y arribaremos a los puertos más seguros y llevaremos orgullosos nuestra bandera, ofreciendo generosamente nuestros mejores presentes con nuestras manos abiertas en señal de paz y amistad con todos los hombres, con todos los pueblos de la Tierra, en hermandad sincera y deseada.
HISPANIDAD, puesta en pie, mostrando su vitalidad, es verticalidad, es coraje, es dureza de conquistadores; impregnó su huella en la historia de la humanidad de tal manera que es imborrable en la memoria individual de cada hispano, en la memoria colectiva de sus pueblos y saberlo todos: en el inconsciente común y global del Mundo, en este sentido es inmortal y con ella España, lo español, lo hispanoamericano, lo iberoamericano, lo hispanoasiático, lo hispanoafricano, lo hispanooceánico y lo hispanoeuropeo encuentran su Patria para hoy y para el mañana.
Y podremos cantar la estrofa del himno legionario de los Tercios Heroicos:
“Los que en España no habéis nacido y sangre y vida dais en su honor, hijos de España sois predilectos, habéis ganado su excelso amor”.
HISPANIDAD, Patria y referencia como aporte a la nueva Humanidad. Trabajemos juntos, unamos fuerzas, ofrezcamos ideas y mostremos afán de conquista con las armas de la Razón, de la Justicia Social y de la  Libertad; reencontrándonos con la fe en nosotros mismos y en la FE de la Verdad. De liderazgo de los valores hispanos para que los Hombres tengan la oportunidad de  gozar felizmente de los bienes poéticos y espirituales impresos en la belleza de la Creación. En la HISPANIDAD seguirá siempre sin ponerse el sol para contemplarla y como en el Monasterio del Escorial sus rayos de luz señalarán el lugar Sagrado y los hombres avanzarán hacia su descubrimiento por la vía del conocimiento Universal, de la medida justa, del número exacto y de la música del silencio. En marcha, dando la cara al sol, la HISPANIDAD no ciega, sino que ilumina el horizonte, todavía hay esperanza de llegar a nuestro destino; visualizarlo con la imaginación de Quijote y el realismo de Sancho, para mostrarlo y compartirlo con todos,  en la vanguardia de los nuevos tiempos, unidos. Lisboa y Sevilla nos esperan.
Jorge Juan Perales

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