La iglesia de San
José Obrero, la parroquia más antigua del barrio del Polígono, fue
asaltada ayer durante las primeras horas de la tarde, sufriendo destrozos que
el párroco estima por un valor de 7.000 euros, así como el robo de una colecta
destinada a ayuda escolar de 800 euros más. «El único consuelo -en palabras del
sacerdote, José Antonio Jiménez ‘Quillo’, muy conocido en el ámbito de las
cofradías y hermandades de la ciudad-, es que, a pesar de que intentaron forzar
el Santísimo, no llegaron finalmente a profanarlo».
Las puertas del
templo, tanto las del exterior como las interiores, fueron las peor paradas en
el suceso. Los ladrones destrozaron, en primer lugar, las hojas grandes de
madera que comunican la iglesia con el exterior y que acababan de ser
instaladas. Una vez dentro, forzaron cuatro puertas más, la de la sacristía y
las de los despachos. Echaron abajo los dos lampadarios (los dispositivos que
se iluminan conforme los fieles aportan donativos) de la Virgen y el Cautivo,
reventaron los buzones para las colectas y abrieron el armario donde la
hermandad delCristo tiene sus enseres, así como otro armario en la sala en
donde se celebran las catequesis.
Dentro de la
sacristía, los asaltantes revolvieron los objetos litúrgicos, incluidos los
vasos sagrados y la custodia, hasta dar con una caja de galletas en cuyo
interior encontraron 800 euros. Esta cantidad, explicó el sacerdote, fue
reunida en una colecta para ayudas escolares, especialmente becas de comedor
para niños.
Según la Policía,
continuó José Antonio Jiménez, «ha tenido que ser gente que conocía bien el
barrio y los horarios de la parroquia, bien organizada y desde luego fuerte, lo
suficiente como para destrozarnos las puertas». Aunque no tan cuidadosos, según
parece, como para haber evitado dejar «muchísimas huellas» en el suceso.
«Ahora estamos
pendientes de lo que cubre el seguro, pero el daño moral y la sensación de
desconfianza que esto nos ha provocado no nos los quita nadie», añadió el
sacerdote-, quien asegura que no conseguirán robarle «las ganas de seguir
trabajando por la comunidad». Queda, eso sí, la sensación de «frustración»
provocada al saber que quienes reventaron el templo «robaron en la iglesia más
humilde de todo Toledo y de la que depende, además, un comedor social».
Por si fuera poco,
tanto José Antonio Jiménez como el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza
-quien se puso en contacto con el párroco nada más enterarse del suceso para
conocer los detalles del mismo-, son conscientes de que este asalto se suma a
una larga lista de robos producidos durante las últimas semanas en iglesias
toledana. En este caso, «el consuelo es saber que no consiguieron abrir el
Santísimo. Se nota que lo intentaron, porque seguramente pensaron que era de
madera, pero es de metal bien soldado y resistió».
La Tribuna de Toledo
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Desde -elmunicipiotoledo-
condenamos este tipo de hechos violentos que cada vez son mas habituales en
todo el territorio nacional. La persecución a los cristianos y a sus templos
sagrados no solo suceden en los países árabes sino que también los tenemos
dentro de nuestras fronteras. Por ello es necesario que las autoridades, tanto
nacionales como a nivel municipal, tengan presente este tipo de hechos
violentos contra los templos católicos para que no vuelvan a suceder.
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