Las Cortes de Castilla-La Mancha pueden quedarse solo con
33 diputados, que serían 16 menos de los que tiene en la actualidad y 20 menos
de los que obliga la vigente Ley Electoral (que marca 53). Se trata solo de una
opción, pero es la que más suena en el PP, el partido impulsor de esta
iniciativa, tal y como han confirmado a este diario fuentes cercanas al proceso
de reducción de diputados. Aun así, todavía los populares no tienen una
propuesta cerrada al 100%... y eso que apenas les quedan días para presentar
una propuesta concreta en las Cortes. De hecho, este miércoles 14 de mayo el
Senado aprobará la reforma del Estatuto que obligará a reducir el número de
diputados y dejarlo en una horquilla entre 25 y 35.
Las opciones que dejan este margen no son tantas como parecieran. El número
resultante no puede ser par, porque se prestaría a un empate entre partidos.
Tampoco resultaría práctico elegir el límite inferior (25) o el superior (35),
porque reduciría el margen de maniobra de las Cortes para volver a reformar la
Ley Electoral en años venideros sin tener que cambiar de nuevo el Estatuto.
De esta forma, las opciones que a priori son más viables son las de unas Cortes
con 27, 31 o 33 diputados. Esta última, que sería la opción número uno para el
PP, tiene una ventaja de cara a las demás. Y es que permitiría un reparto de
escaños por provincias a través de una fórmula bastante sencilla. Consistiría
en reducir cuatro diputados a cada circunscripción en comparación con la Ley en
vigor.
Esta reducción simultánea de diputados mantendría a Toledo, Guadalajara y
Cuenca como las tres provincias con número impar de escaños. Por tanto, sobre
el papel serían las que tendrían la llave de cara a las autonómicas del año que
viene. Toledo pasaría de 13 diputados a 9. Cuenca y Guadalajara bajarían de 9
diputados a 5. De la misma manera, Ciudad Real y Albacete se mantendrían como
provincias pares. Ciudad Real vería su representación reducida de 12 diputados
a 8, mientras que Albacete bajaría de 10 diputados a 6.
Mantener este statu quo de provincias pares e impares le permitiría al PP
argumentar que no buscan hacer un reparto de escaños en función de las
provincias que más le interesan electoralmente.
¿Garantizará
este sistema que gobierne el partido que tenga más número de votos?
Es clave para unas elecciones que una provincia tenga un
número par de diputados o impar. Si es impar, un partido político puede sacar
un escaño de diferencia solo con un voto más. En cambio, si es par, un partido
puede ganar en esa provincia por miles de votos, pero no conseguir ningún
diputado de ventaja al no poder desempatar.
Por este motivo, la Ley Electoral del PSOE en 2007 fue tan polémica,
porque solo dejaba impar a Ciudad Real. De hecho, en 2011 el PP ganó en cuatro
provincias, pero estuvo a punto de perder las elecciones. Si no lo hizo, fue
porque sacó tantos votos de diferencia al PSOE en Guadalajara que
consiguió desempatar.
Aumentar a tres el número de provincias impares, que es la propuesta actual del
PP, reduce mucho las posibilidades de que un partido gane si no tiene el mayor
número de votos. Aun así las matemáticas muestran que un partido podría ganar
las elecciones solo con vencer en dos de las provincias impares, mientras que
el partido rival perdería, a pesar de ganar en las dos provincias pares y una
de las impares. ¿Y qué ocurriría con todas las provincias impares? En ese
caso sería complicadísimo que ganase el partido que no tuviera más votos.
Pero no imposible. Un partido podría ganar en tres provincias por un voto y,
por tanto ganar las elecciones al partido rival, por mucho que en las dos
provincias restantes perdiera por una diferencia de miles de votos.
La Tribuna de Toledo
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