En el último año han cerrado veinte locales en el centro comercial Luz del Tajo de Toledo

Abandonaron el centro comercial porque no podían con los pagos. Son, según los afectados, más de veinte estableciemientos los que han bajado el cierre en Luz del Tajo durante el último año. «Meterse allí es la ruina familiar», denuncia Israel Florez, un empresario que después de tres años tuvo que salir de allí y se queja de cómo los gerentes, del grupo Sonae Sierra, están «favoreciendo a las grandes marcas mientras los pequeños nos estamos arruinando». Este comerciante explica que en el contrato «abusivo» firmado con Sonae «todas las obligaciones son para el comerciante con un importe bastante alto por el alquiler».

Denuncia cómo «muchos días el centro comercial está vacío durante doce horas tras un descenso de visitantes tremendo» y que sus responsables «no se han esforzado» por realizar eventos para atraer al público. «No han creado la motivación suficiente, ha habido dejadez, lo único que tenían que hacer era llenar el centro de visitantes». Los comerciantes habían propuesto la creación de una revista mensual con información sobre los establecimientos así como llevar a cabo espectáculos para niños. «Hicieron caso omiso».

Florez explica que desde hace cuatro años el centro «va en caída libre» si bien a algunos arrendatarios  les han hecho un 50 por ciento de descuento en los alquileres, a pesar de ello algunos no han podido afrontar el pago.

«Es verdad que nadie nos obligó a firmar. Los embustes a la hora de la contratación del alquiler pasan de que se factura mucho gracias a la gran afluencia de gente, unos 6.000.000 de personas al año en 2010. Pero esa afluencia es falsa, solo hay que ver los coches aparcados a las 10,00 horas de la mañana, son de empleados».

Algunos de estos empresarios hablan de los problemas que tienen ahora mismo las pymes. La lucha contra la competencia que fabrica directamente sin intermediarios y en países asiáticos y con una publicidad a nivel nacional. «Sonae Sierra podría posicionarse, si ya hay perfumerías no meter más del mismo sector, pero dicen que su cometido es comerciar todos los locales y el nuestro estrategias de marketing».

Como indica este comerciante, los empresarios les pusieron en contacto con agencias de eventos infantiles y actividades como tirolinas y castillos hinchables y «tampoco mostraron interés».

«Estábamos en la comisión de comerciantes como mandan los estatutos del centro pero solo para firmar las actas de asistencia, nos dejaban hablar a los que componíamos la comisión pero nunca se tomaban en cuenta nuestras preocupaciones ni sugerencias».  Entre ellas iluminar más lo que estos empresarios han llegado a denominar ‘el pasillo de la muerte’ «para ver si la gente se motiva más a pasar por allí y no se hizo caso». En 2008, explica, propusieron unas puertas dobles para evitar las corrientes de aire en la planta baja y «tardaron cinco años en ponerlas ya por lo vergonzoso de la  situación».

Dice también que el mantemiento del centro es mínimo. «Se puede pasar por distintos pasillos y ver las grietas que van abriéndose. Para tapar goteras ponen un plato de ducha conectado con los desagües. Cuando llueve hay que poner cubos de agua y acordonar las distintas zonas, se van agrientando baldosas por los movimientos de la estructura del centro. El centro no está bien asentado y fuimos testigos en varias ocasiones de cómo se levantó una línea grande de metros de baldosas y ponerse el suelo a dos alturas».

Cada comercio, «una historia desoladora», familias arruinadas, con deudas a proveedores y seguridad social. Y la mayoría, manifiesta, por no haber acabado el contrato «han estado inmersos en juicios que les reclaman el pago de todos los meses que se firmaron en el contrato». Éste es el caso de otro comerciante que ya no tiene la tienda, se tuvieron que ir por no poder pagar el alquiler y porque el establecimiento no tenía beneficios. Tan solo siete meses permanecieron en el centro comecial y ahora siguen a la espera de conseguir un crédito para salir adelante.

La Tribuna de Toledo