domingo, 9 de diciembre de 2012

Entrevista a Luis Pío Moa en La Tribuna de Toledo.


 
El diario La Tribuna de Toledo ha publicado hoy una entrevista realizada a Luis Pío Moa con motivo de su presencia en la ciudad de Toledo el pasado jueves 6 de diciembre, dentro del ciclo de conferencias “Jornada de Reflexión: ¿Hacia dónde camina la sociedad española actual?” organizado por los miembros de -elmunicipiotoledo-
 
A continuación reproducimos integramente la entrevista:
 
El jueves impartió una conferencia en Toledo para abordar la situación del país y la crisis económica desde el punto de vista histórico. El título de la charla es sugerente: ‘¿Hacia dónde camina la sociedad?’
 
Hay que establecer un paralelismo entre la crisis de 1936 y la actual, que es muy grave, pero no tanto ni tan violenta como la del 36, aunque puede llevar a la disgregación de España. Y tenemos una generación que tiene muy poca capacidad de reacción, de momento, al menos... Los partidos son vistos por la mayoría de la población como un problema y no como una solución a nada. Son los causantes de la crisis y en realidad no se ha visto a ninguno de ellos dimitir o decir lo siento.
El problema es que no se ve una capacidad de respuesta razonable, hay mucho radicalismo, sin base, mucha queja, mucha protesta. Salen algunos partidos que parecen un poco más razonables,como Ciudadanos, pero todavía no es suficiente. Así que no se sabe qué va a pasar, pero esperemos que de este desconcierto salga algo mejor y la situación sea más soportable. 1936 también está presente en ‘Sonaron gritos y golpes a la puerta’, la novela que acaba de publicar.
 
¿Por qué optó por este período que aún emana una importante confrontación ideológica al no haberse cerrado las heridas?
 
Las heridas estaban cerradas hace muchos años, mucho antes de la Transición, por eso, fue relativamente fácil a pesar de que los políticos de ella no eran lumbreras. Pero lo que se hace es reabrirlas desde hace años. En lo que se refiere a la Guerra Civil y el franquismo el problema está resuelto desde el punto de vista intelectual y nadie ha podido rebatir mis libros, pero desde el punto de vista político y de masas es como si no se hubiera aclarado nada. La idea de escribir una novela surgió espontáneamente porque un abogado que conozco había estado en la guerra y a su padre las milicias lo asesinaron delante de toda la familia metiéndole un tiro en el culo. Y pensé que de ahí podría salir algo.
 
Acabamos de celebrar el aniversario de la Constitución. ¿Se debe defender más que nunca por las voces independentistas de Cataluña y el País Vasco?
 
La Constitución es muy defectuosa, se hizo de una manera bastante chapucera y es necesario reformarla. Una prueba de lo mal hecha que está la Constitución es que ningún gobierno la ha cumplido. Por ejemplo, Artur Mas se puso al margen de ella hace poco, en una situación ilegal, pero Rajoy dijo que la iba a aplicar y no fue así.
Vivimos una situación de desmoronamiento de lo que se construyó en la Transición, aunque ésta también tuvo fallos, pero el problema es que los fallos han ido aumentando hasta la situación actual y tenemos unos políticos muy mediocres y la mayoría no tiene principios. No les importa mucho la unidad de España porque si les importara habrían cortado los procesos independentistas hace mucho tiempo porque en la Transición el separatismo de Cataluña y del País Vasco fue mínimo.
Parece que la revisión de la Constitución no admite mucha discusión, pero el problema ahora es ponerse de acuerdo para estudiar qué revisamos.
 
Hace falta una alternativa y lo mejor sería que los actuales grupos políticos se vinieran abajo porque han demostrado que en lugar de resolver los problemas se han convertido en parte del problema. En España, los intelectuales y los políticos tenían que haber desarrollado unas ideas nuevas en relación a la unidad de España y la democracia. Necesitamos una democracia real, la que tenemos es de pandereta porque la Constitución no se cumple, no hay una verdadera división de poderes y la independencia judicial no existe.
 
La Transición sigue en boca de los políticos. ¿Es necesaria una revisión de este proceso?
 
La Transición era inevitable y deseable. El franquismo había dejado un país próspero y reconciliado porque los odios de la República habían desaparecido, excepto para algunos como yo en aquella época. Con este capital político tan enorme fue posible hacer una Transición de la legitimidad del franquismo a la legitimidad de la democracia. Pero empezó a producirse una distorsión enorme al identificarse antifranquismo con democracia. Y si esto es así los mayores demócratas son los comunistas y la ETA, que son los que se han opuesto al franquismo.
 
Y la derecha inmediatamente reculó y abandonó la lucha por las ideas y la defensa de su propia tradición para ir cediendo y cediendo ante los separatismos y las izquierdas que querían identificarse con el Frente Popular, que fue la mayor desgracia que ha tenido España, algo demencial aunque lo presentan como los defensores de la democracia. La política se ha convertido en una farsa, una cultura de la mentira que han intentado establecer por ley con la Ley de Memoria Histórica, que es completamente totalitaria porque en ningún país democrático se establece por ley ninguna versión de la Historia.
 
Pero esa Ley de Memoria Histórica que impulsó el PSOE en su momento parece haber desaparecido del mapa con el PP.

 
No se habla, pero la sigue cumpliendo porque no se ha derogado.


El primer gobierno de Felipe González acaba de cumplir 30 años. ¿Qué se puede destacar?
 
Llegó como una gran esperanza nacional en un momento de crisis creada por Suárez por el desmoronamiento de la UCD. Pero el PSOE siempre ha sido un partido corrupto y pronto empezó la corrupción, el ataque a la independencia judicial y las concesiones hacia la ETA y el PNV. Hubo varios años de crecimiento económico, pero siempre con una tasa de paro enorme y al final se cayó en una crisis. Así que el balance del PSOE es nefasto en todas sus épocas.
 
Hace dos años que ha salido a la luz la problemática de los niños robados del franquismo y muchas familias han pedido amparo a los tribunales, pero no han obtenido mucha respuesta.

 
Es un globo como el del Valle de los Caídos y los 20.000 supuestos trabajadores forzados cuando sólo hubo unos cientos trabajadores que venían de la Guerra Civil condenados por crímenes y ni siquiera eran forzados porque cobraban. Durante cuarenta o cincuenta años a nadie se le había ocurrido el tema porque no existía, pero ahora algunos hacen una analogía con el régimen de Argentina y deciden explotar este tema. Y ahí la derecha, por temor a que la llamen franquista, no dice las cosas claras y las bolas terminan creciendo.
 

En 2010 varios historiadores, entre ellos usted, firmaron un manifiesto de apoyo al Valle de los Caídos para destacar su valor como monumento. ¿Qué ha quedado de aquel escrito?

 
Fue un monumento a la victoria y después a la reconciliación. Allí descansa la gente con permiso de los familiares, aunque se diga que no. Igual que dicen que eran trabajadores forzados, pero tampoco es así porque por cada día de trabajo redimían dos y hasta cinco días de pena. Además, se pagaba a sus familias el sueldo normal.
 
Todo esto está documentado, pero resulta curioso que salga a luz 60 años después y a nadie se le haya ocurrido antes, igual que lo de los niños robados. Si hubiera pasado realmente los comunistas y exiliados habrían realizado una campaña constante.
 
Además, según la ley de Memoria Histórica las personas que se consideren represaliadas tienen indemnizaciones y esto estimula a mucha gente, sobre todo, en época de crisis porque es una manera de sacar unos eurillos.


¿Se cansa de que le critiquen y le insulten cada vez que opina? Desde hace tiempo le han colgado el sambenito de neofascista por encargo.

 
La tensión se genera porque no han podido rebatir nada de lo que digo porque está todo documentado. Me atacan, me insultan y me desvirtúan, pero les doy caña a todos ellos. También tengo que decir que a mí el PP nunca me ha apoyado, pero porque una vez Aznar tuvo la idea de decir que en verano se iba a leer unos cuantos libros, entre ellos, el de ‘Los mitos de la Guerra Civil’ de Pío Moa, pues ya se dice que soy el escritor de cabecera de Aznar. Es mentira, no he recibido nada de él ni de nadie.
 
Durante el franquismo yo luché contra él mientras todos estos sinvergüenzas prosperaban dentro del franquismo y del aparato del régimen. Pero después de reflexionar mucho he llegado a unas conclusiones y he cambiado porque todo el mundo lo hace, pero nadie explica porqué. Y a mí nadie me paga ni estoy a sueldo de nadie, pero muchos de ellos están ligados a la podredumbre del régimen actual. Aun así, los comentarios me los tomo un poco a cachondeo porque el insulto por internet es permanente.


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