La clase política municipal de Toledo ya se ha olvidado del río Tajo, que continúa contaminado.

Un miembro de -elmunicipiotoledo- tomó estas fotografías del rio Tajo durante la tarde de este último sábado 17 de noviembre, en las que se puede apreciar el color verdoso y la espuma fruto de la contaminación que lleva sufriendo el rio Tajo (y la ciudad de Toledo) desde hace décadas como consecuencia de una serie de políticos profesionales incompetentes e irresponsables, cuya única preocupación ha consistido en hacer fortuna y prestigio personal gracias a los cargos públicos en lugar de cumplir con el objetivo para el que fueron elegidos: defender los intereses de la sociedad toledana.

Hace varias décadas, Toledo era una de las pocas ciudades del centro de España (o, al menos, una de las pocas ciudades españolas no costeras) en las que existía una especie de “playa”. Examinando fotografías antiguas, cualquier persona puede ver como incluso antes de la Guerra Civil podían los toledanos bañarse en las orillas del rio Tajo, algo que pudo hacerse sin problemas hasta finales de la década de 1970, antes de que el rio comenzara a sufrir los efectos de la contaminación.

Ahora, en cambio, las pocas ocasiones en las que la clase política trata el problema del rio Tajo (otro ejemplo más de cómo los pirómanos pretenden hacerse pasar por bomberos), son únicamente aquellas en las que pueden lanzarse reproches y acusaciones con las que recortar votos al partido político opositor. Y, mientras tanto, el rio sigue contaminado, los peces se mueren y los turistas se llevan una pésima imagen de la ciudad de Toledo en este aspecto.

Al borde del mismo río Tajo podemos encontrarnos el edificio donde se ubican las Cortes de Castilla La Mancha, el lugar donde los responsables de la situación del rio han tolerado la contaminación del medio ambiente de la ciudad. Quizás si un día de estos miren al rio, aunque sólo sea por la curiosidad de ver si el agua está tan verde como dicen, se den cuenta del mal que han causado a esta ciudad y dejen a un lado, aunque sólo sea para este asunto, sus diferencias partidistas para tratar de encontrar la solución a un problema que se ha alargado ya demasiados años y que está arruinando tanto la imagen de la ciudad de cara al extranjero como el patrimonio medioambiental de la provincia.