Por una función social y solidaria de los parquímetros.

La Ordenanza Reguladora de Aparcamiento (ORA) asegura que su objetivo es “la racionalización del espacio disponible para el estacionamiento de vehículos en la vía pública, cubriendo la necesidad de repartir las siempre limitadas y escasas plazas disponibles”, dividiéndose las zonas de estacionamiento de vehículos en zonas azules, zonas naranjas y zonas verdes. Hasta aquí todo puede parecer lógico: hay muchos vehículos, poco espacio para aparcar en las calles y el problema debe solucionarse de alguna manera.

Pero no es ningún secreto que las zonas mencionadas y los conocidos parquímetros son utilizados por los ayuntamientos (y el de Toledo no es ninguna excepción) para obtener más ingresos a costa de saquear, aunque sea de forma indirecta, tanto a quienes habitan en la ciudad como a quienes se encuentran de paso. Así, de esa manera, mientras el Ayuntamiento de Toledo abre al público un par de aparcamientos gratuitos (Safont y Azarquiel), aprovecha también en los últimos meses para reorganizar la ORA por el Casco Histórico y para colocar nuevos parquímetros en la Avenida de Irlanda y en el Paseo del Circo Romano.

Entendemos que, en parte, la existencia de los parquímetros es necesaria para ordenar el tráfico de la ciudad de Toledo. Lo que no podemos evitar plantearnos es si ese dinero que cuesta a los conductores aparcar su vehículo en las diferentes zonas de Toledo repercute posteriormente de forma positiva en los vecinos de la ciudad.

No pretendemos realizar un llamamiento al vandalismo gratuito, como ocurrió hace un tiempo con unos sabotajes sufridos por los parquímetros de Toledo. Simplemente, como toledanos nos gustaría pedir que, ante la inevitable presencia de los parquímetros y su aplicación de la ORA, el dinero recaudado fuera verdaderamente a parar a algo que beneficie a los vecinos de la ciudad que tan mal lo están pasando en estos tiempos, ya fuera donándose una parte a organizaciones sociales como Cáritas o utilizándose para costear la construcción de un albergue en el que pudieran alojarse familias que no pudieran contar con un hogar propio.

Los vecinos de Toledo no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que desde el Ayuntamiento se decidan a promover alguna medida que favorezca a los toledanos, pero especialmente a aquellos más necesitados. Es hora de que todos aquellos que crean tener buenas propuestas para mejorar la vida en la ciudad las expongan a los demás porque el cambio de esta sociedad y de nuestra ciudad únicamente va a producirse si somos conscientes de los problemas y si tenemos una fe resuelta en la manera de solucionarlos.