François Hollande, presidente de
Gobierno de Francia, continúa con su programa político similar al que tuvo José
Luis Rodríguez Zapatero en España. Y es que, tras el anuncio de legalizar las
uniones matrimoniales civiles entre personas del mismo sexo, el próximo paso
que tiene en mente el líder del Partido Socialista de Francia es la
implantación de una asignatura, tanto en la enseñanza elemental como en la
obligatoria, de “moral laica”. Por boca del actual Ministro de Educación
francés, Vincent Peillon, desde los homólogos franceses del PSOE se defiende
que “hay una moral común que se impone a la diversidad de las confesiones
religiosas, que no debe herir ninguna conciencia, ningún compromiso privado, ni
de carácter religioso ni de carácter político”.
Normalmente se ha defendido el
laicismo como una postura que niega lugar a los sentimientos religiosos a nivel
público, relegando cualquier práctica de ese tipo al ámbito privado. Sin
embargo, sus partidarios no engañan a nadie y, como es el caso de los miembros
del Partido Socialista de Francia, comienzan a mostrar en qué consiste
realmente la postura laicista. En el caso que nos centra, Vincent Peillon ha
explicado que quieren difundir su “concepción de la laicidad”, una
laicidad que “va más allá de la simple tolerancia, de la indiferencia y de
la neutralidad” y que implica “valores que deben ser inculcados”.
Frente a la acostumbrada postura
pasiva y respetuosa con la que los laicistas siempre han defendido sus tesis,
el Partido Socialista de Francia ahora muestra la verdadera cara del laicismo:
una nueva creencia con sus propios principios que ha de creerse de forma activa
en lugar de limitarse a defender que no pueden exhibirse símbolos religiosos en
público. A su manera, el laicismo comienza a mostrarse como una caricatura
suplantadora de la religión tradicional, como una especie de mentalidad
relativista cuyo origen se encuentra en el Estado.
¿Cree alguien ahora que el
laicismo consiste en el respeto a las creencias religiosas del prójimo?
¿Se ve ahora cómo los partidarios
del Estado laico no buscan el respeto entre las creencias, sino el retiro de la
vida pública de las mismas para que no estorben otro tipo de principios
promovidos desde las instituciones públicas a cargo del Estado?
Siempre hemos defendido que la
cuestión laica es absurda, porque lo laico no puede existir: a una cuestión
religiosa ha de responderse de forma afirmativa o negativa. Y parece ser que
los partidarios del laicismo, sabedores de que su tesis ha fracasado, ahora
optan por mostrar su verdadera cara y por responder a la cuestión de forma
afirmativa, sólo que promulgando su propia confesión estatal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
-elmunicipiotoledo- no se hace responsable de los comentarios de sus lectores. -elmunicipiotoledo- se reserva el derecho de arbitraje y censura. Se ruega que los comentarios no se realicen de forma anónima.
Contacto: elmunicipiotoledo@hotmail.com