martes, 24 de julio de 2012

Nuestra respuesta a las propuestas de Julio Anguita.

Ha pasado casi un mes desde que Julio Anguita, ex coordinador general de Izquierda Unida, llamara a la creación de un “frente cívico” que aglutinara a todas las personas descontentas con la actual clase política, independientemente de su tendencia ideológica. La idea de Anguita sería la de una especie de “movimiento 15-M” que llegara a toda la sociedad, ya que el histórico dirigente de Izquierda Unida apela a que la mayoría de la sociedad se opone a la actual situación política y económica y que es necesario que un nuevo movimiento agrupe a todas esas personas descontentas.
Las propuestas de Julio Anguita para comenzar a lograr el cambio y a trabajar en un proyecto de futuro son las siguientes:
1. Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 1.000 euros al mes. Esta cantidad es exactamente el 72% de la media de los seis países de la UE que lo tienen más alto: Luxemburgo (1610 euros), Irlanda (1.462 euros), Holanda (1.357 euros), Bélgica (1336 euros), Francia (1321 euros), Gran Bretaña (1.148 euros)
2. Ninguna pensión por debajo del SMI.
3. Extensión y ampliación de la prestación por desempleo. Todo lo anterior puede servir también para abordar con presupuestos concretos la posibilidad de la Renta Básica.
4. Reforma Fiscal: progresividad, persecución del fraude fiscal, la economía sumergida y los paraísos fiscales. Revisión de la legislación sobre las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV). Dotar de infraestructuras de todo tipo a la Inspección de Fiscal de la Hacienda Pública.
5. Banca pública como corolario de la nacionalización de la banca privada y las cajas de ahorros.
6. Nacionalización de los sectores estratégicos de la economía. Ley sobre la Obsolescencia programada.
7. Desarrollo de los contenidos de los Títulos Preliminar y VII de la Constitución.
8. Control y democratización de los canales de distribución y comercialización del sector primario de la economía a fin de evitar situaciones de oligopolio que inciden negativamente sobre los precios pagados a los productores y sobre los precios pagados por los consumidores.
9. Efectiva separación entre las iglesias y el Estado.
10. Reforma del Sistema Electoral en el sentido de implantar otro proporcional, con las CCAA como circunscripción y un colegio nacional de restos.

En -elmuncipiotoledo- también consideramos, igual que Julio Anguita, que los españoles estamos huérfanos de una fuerza política, social y sindical que agrupe a todos aquellos descontentos con el actual sistema establecido, política y económicamente. No obstante, no nos declaramos del todo conformes con sus propuestas, como aclararemos a continuación.
Las propuestas 1 y 2 podemos considerarlas justas: podría ser positivo para todos los españoles que los salarios mínimos subieran hasta alcanzar un nivel similar al del resto de los europeos y así no encontrarnos con la actual desventaja existente entre España y el resto de la Unión Europea. Sin embargo, no podemos considerar como aceptable la número 3 porque sería muy poco realista: si acaso, sí que podemos defender que el subsidio de desempleo vuelva a ser como antes de la última reforma de Mariano Rajoy, es decir, que no se vea reducido a partir del sexto mes.
Las propuestas 4, 5 y 6 las compartimos plenamente y, en principio, no podríamos añadir nada. Sin embargo, la propuesta número 7 (reforma del Título Preliminar y del Título VII de la Constitución) se queda algo corta y ambigua.
El Título Preliminar de la Constitución Española de 1978 hace referencia al modelo de Estado, el idioma, la bandera, la capital, los partidos políticos como instrumento de participación, la dualidad sindicatos y patronal, el Ejército y la supremacía legal de la Constitución sobre el resto del ordenamiento legal; en cambio, el Título VII hace referencia a todo lo relacionado con la Economía y la Hacienda.
De lo del Título VII, una vez analizado lo que ahí se contiene, podría decirse que lo positivo sería que lo allí establecido se cumpliera de forma eficaz, junto con alguna propuesta que se pudiera añadir en tiempos futuros. Sin embargo, más complicada es la cuestión en el caso del Título Preliminar, que sienta las bases de toda la Carta Magna; por lo que, simplemente, por ahora diríamos que nos declaramos partidarios de que la bandera rojigualda siga siendo la enseña nacional de España, de que se respete y fomente la coexistencia de la lengua castellana con las lenguas regionales y sus respectivos dialectos, de que el Ejército cumpla con su labor de asegurar la protección de la nación y de que la capital siga siendo la ciudad de Madrid. En cambio, apostamos por un cambio del modelo de Estado (supresión de las Comunidades Autónomas y apuesta por un Estado políticamente centralista y administrativamente descentralizado), porque los partidos políticos dejen de ser instrumento de participación (sustituyéndolos por las unidades naturales de la familia, el municipio y el colectivo profesional del trabajo), por la reforma de las relaciones laborales (para que trabajadores y empresarios se encuadren en función de colectivos profesionales y no de su posición en la producción económica) y porque la Constitución sea reformada y la base de la legislación sea la ley natural que promulga el Derecho natural cristiano.
Con la propuesta 8, en principio, tampoco tenemos nada a lo que oponernos, ya que consideramos que el sector primario de la economía es imprescindible para el futuro de España por la sencilla razón de que la ganadería, la agricultura y la pesca aseguran el sustento de la comunidad.
La propuesta 9 es la única que desentona respecto a las demás y no deja de ser un resquicio del habitual anticlericalismo de la mentalidad comunista que defiende Julio Anguita. En España la clase política cumple su función y la clase clerical cumple la suya, las únicas “interferencias” existentes son aquellas que surgen cuando determinados sectores socio-políticos arremeten contra la doctrina de la Iglesia Católica. Por otra parte, la presencia pública del catolicismo en la vida de los españoles es consecuencia de la tradicional fe del pueblo español y no puede eliminarse por el mero deseo de algunas personas.
Finalmente, la propuesta 10 debería de organizarse, en lugar de las Comunidades Autónomas, en torno a las unidades familiares, municipales y laborales. Las autonomías políticas han supuesto para España una ruina económica y, por ello, no podemos aceptarlas ni para el censo electoral.

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