Ha pasado casi un mes desde que Julio
Anguita, ex coordinador general de Izquierda Unida, llamara a la creación de un
“frente cívico” que aglutinara a todas las personas descontentas con la actual
clase política, independientemente de su tendencia ideológica. La idea de
Anguita sería la de una especie de “movimiento 15-M” que llegara a toda la
sociedad, ya que el histórico dirigente de Izquierda Unida apela a que la
mayoría de la sociedad se opone a la actual situación política y económica y
que es necesario que un nuevo movimiento agrupe a todas esas personas
descontentas.
Las propuestas de Julio Anguita para comenzar
a lograr el cambio y a trabajar en un proyecto de futuro son las siguientes:
1. Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de
1.000 euros al mes. Esta cantidad es exactamente el 72% de la media de los seis
países de la UE que lo tienen más alto: Luxemburgo (1610 euros), Irlanda (1.462
euros), Holanda (1.357 euros), Bélgica (1336 euros), Francia (1321 euros), Gran
Bretaña (1.148 euros)
2. Ninguna pensión por debajo del SMI.
3. Extensión y ampliación de la prestación
por desempleo. Todo lo anterior puede servir también para abordar con
presupuestos concretos la posibilidad de la Renta Básica.
4. Reforma Fiscal: progresividad, persecución
del fraude fiscal, la economía sumergida y los paraísos fiscales. Revisión de
la legislación sobre las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV).
Dotar de infraestructuras de todo tipo a la Inspección de Fiscal de la Hacienda
Pública.
5. Banca pública como corolario de la
nacionalización de la banca privada y las cajas de ahorros.
6. Nacionalización de los sectores
estratégicos de la economía. Ley sobre la Obsolescencia programada.
7. Desarrollo de los contenidos de los Títulos Preliminar y VII de la
Constitución.
8. Control y democratización de los canales de distribución y comercialización
del sector primario de la economía a fin de evitar situaciones de oligopolio
que inciden negativamente sobre los precios pagados a los productores y sobre
los precios pagados por los consumidores.
9. Efectiva separación entre las iglesias y el Estado.
10. Reforma del Sistema Electoral en el sentido de implantar otro proporcional,
con las CCAA como circunscripción y un colegio nacional de restos.
En -elmuncipiotoledo- también consideramos,
igual que Julio Anguita, que los españoles estamos huérfanos de una fuerza
política, social y sindical que agrupe a todos aquellos descontentos con el
actual sistema establecido, política y económicamente. No obstante, no nos
declaramos del todo conformes con sus propuestas, como aclararemos a
continuación.
Las propuestas 1 y 2 podemos considerarlas
justas: podría ser positivo para todos los españoles que los salarios mínimos
subieran hasta alcanzar un nivel similar al del resto de los europeos y así no
encontrarnos con la actual desventaja existente entre España y el resto de la
Unión Europea. Sin embargo, no podemos considerar como aceptable la número 3
porque sería muy poco realista: si acaso, sí que podemos defender que el
subsidio de desempleo vuelva a ser como antes de la última reforma de Mariano
Rajoy, es decir, que no se vea reducido a partir del sexto mes.
Las propuestas 4, 5 y 6 las compartimos
plenamente y, en principio, no podríamos añadir nada. Sin embargo, la propuesta
número 7 (reforma del Título Preliminar y del Título VII de la Constitución) se
queda algo corta y ambigua.
El Título Preliminar de la Constitución
Española de 1978 hace referencia al modelo de Estado, el idioma, la bandera, la
capital, los partidos políticos como instrumento de participación, la dualidad
sindicatos y patronal, el Ejército y la supremacía legal de la Constitución
sobre el resto del ordenamiento legal; en cambio, el Título VII hace referencia
a todo lo relacionado con la Economía y la Hacienda.
De lo del Título VII, una vez analizado lo
que ahí se contiene, podría decirse que lo positivo sería que lo allí
establecido se cumpliera de forma eficaz, junto con alguna propuesta que se
pudiera añadir en tiempos futuros. Sin embargo, más complicada es la cuestión
en el caso del Título Preliminar, que sienta las bases de toda la Carta Magna;
por lo que, simplemente, por ahora diríamos que nos declaramos partidarios de
que la bandera rojigualda siga siendo la enseña nacional de España, de que se
respete y fomente la coexistencia de la lengua castellana con las lenguas
regionales y sus respectivos dialectos, de que el Ejército cumpla con su labor
de asegurar la protección de la nación y de que la capital siga siendo la
ciudad de Madrid. En cambio, apostamos por un cambio del modelo de Estado
(supresión de las Comunidades Autónomas y apuesta por un Estado políticamente
centralista y administrativamente descentralizado), porque los partidos
políticos dejen de ser instrumento de participación (sustituyéndolos por las
unidades naturales de la familia, el municipio y el colectivo profesional del
trabajo), por la reforma de las relaciones laborales (para que trabajadores y
empresarios se encuadren en función de colectivos profesionales y no de su
posición en la producción económica) y porque la Constitución sea reformada y
la base de la legislación sea la ley natural que promulga el Derecho natural
cristiano.
Con la propuesta 8, en principio, tampoco
tenemos nada a lo que oponernos, ya que consideramos que el sector primario de
la economía es imprescindible para el futuro de España por la sencilla razón de
que la ganadería, la agricultura y la pesca aseguran el sustento de la comunidad.
La propuesta 9 es la única que desentona
respecto a las demás y no deja de ser un resquicio del habitual
anticlericalismo de la mentalidad comunista que defiende Julio Anguita. En
España la clase política cumple su función y la clase clerical cumple la suya,
las únicas “interferencias” existentes son aquellas que surgen cuando
determinados sectores socio-políticos arremeten contra la doctrina de la
Iglesia Católica. Por otra parte, la presencia pública del catolicismo en la
vida de los españoles es consecuencia de la tradicional fe del pueblo español y
no puede eliminarse por el mero deseo de algunas personas.
Finalmente, la propuesta 10 debería de
organizarse, en lugar de las Comunidades Autónomas, en torno a las unidades familiares,
municipales y laborales. Las autonomías políticas han supuesto para España una
ruina económica y, por ello, no podemos aceptarlas ni para el censo electoral.
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