viernes, 11 de noviembre de 2011

Benedicto XVI considera que cumplir la Ley de Dios es el secreto de la felicidad del hombre justo.




En la audiencia general de este miércoles, el Papa Benedicto XVI meditó sobre el salmo 118, del que dijo que “está impregnado de tal modo del amor hacia la Palabra de Dios, que celebra su belleza, su fuerza salvífica, su capacidad de dar alegría y vida. Porque la Ley divina no es yugo pesado de esclavitud, sino don de gracia que hace libres y conduce a la felicidad”.

Ante miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, Benedicto XVI explicó que este salmo es uno de los más extensos al constar de 176 versículos y 22 estrofas, escrito como un acróstico alfabético que usa todas las letras del alfabeto hebraico: “El texto es un canto solemne sobre la ley de Dios, sobre la Palabra que interpela al hombre e impulsa su respuesta de obediencia confiada y de amor generoso”; señalando después que “la Ley del Señor, su Palabra, es el centro de la vida del orante; en ella él encuentra consuelo, en ella medita, la conserva en su corazón. Este es el secreto de la felicidad del Salmista; que dice también: Los orgullosos traman engaños contra mí. Pero yo con todo el corazón custodio tus preceptos”.

Benedicto XVI subrayó luego que “la ley divina, objeto del amor apasionado del Salmista y de todo creyente, es fuente de vida. El anhelo de comprenderla, de observarla, de orientar hacia ella todo su propio ser es la característica del hombre justo y fiel al Señor, que la medita día y noche, como reza el Salmo 1. La ley de Dios es una ley que se debe conservar en el corazón come dice el célebre texto del Shemá en el Deuteronomio: Escucha, Israel. Estos preceptos que yo te doy, grábalos en tu corazón. Incúlcalos en tus hijos, háblales de ellos cuando estés en tu casa, cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte”.

Dijo también el Papa que la Ley de Dios debe ser el centro de la existencia humana “que se debe traducir en opciones concretas y que debe llegar a ser camino y seguimiento. Al joven rico que le pregunta qué hay que hacer para alcanzar la vida eterna, Jesús señala el camino de la observancia de la Ley, pero indicando cómo hacer para llevarla a su cumplimiento: ‘Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme’. El cumplimiento de la Ley es seguir a Jesús, ir por el camino de Jesús, en compañía de Jesús”.

El Santo Padre dirigió un saludo particular en castellano a los grupos de España, Argentina y México, así como a los demás países de América Latina, especialmente a Ecuador que celebra el Congreso Nacional de las Familias.

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