Benedicto XVI concibe la evangelización como un compromiso.

“El hombre no puede eludir los interrogantes relacionados con el significado de su ser y de la realidad, no puede vivir en una única dimensión, a menudo se aleja de la búsqueda de lo esencial, mientras que se le propone una felicidad efímera, que le satisface de forma pasajera, pero rápidamente deja un sentimiento de tristeza e insatisfacción”.Así hablaba el Papa a los participantes del encuentro “Nuevos evangelizadores para la Nueva Evangelización”, además de lamentar el rechazo que sufre la Palabra de Dios incluso en aquellas naciones que tradicionalmente han sido católicas pero que, en las últimas décadas, se han vuelto indiferentes e incluso hostiles a Dios.

Tras hacer hincapié en como la fe es“la certeza consciente de que la Palabra de Dios siempre está viva”,Benedicto XVI añadió que “ser evangelizadores no es un privilegio, sino un compromiso que proviene de la fe”.

Según Su Santidad, la Palabra de Dios continúa creciendo y difundiéndose porque:

• La fuerza de la Palabra no depende ante todo de nuestra acción, de nuestros medios, de nuestra acción, sino de Dios.
• La semilla de la Palabra cae en un terreno bueno que la acoge y produce fruto.
• El anuncio del Evangelio ha llegado a los confines del mundo y, pese a las dificultades, odios e incompresiones, muchos continúan hoy en día abriendo el corazón y la mente a la invitación de Cristo de encontrarle y convertirse en sus discípulos.