Por José Antonio Chamorro Manzano
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Desde un punto de vista biológico natural, los individuos humanos somos
beneficiarios de la experiencia biológica general iniciada en nuestro planeta
hace algo así como tres mil quinientos millones de años. Dicha experiencia,
ampliada por cada uno de los individuos que han ido formando las cadenas
genealógicas habidas, además de codificada genéticamente y transmitida (código
genético genealógico) del alma de la madre y del alma del padre al alma de su
surgente criatura filial; dicha experiencia, es lo que permite a toda nueva
personita el saber realizar la inicial fecundación, con los reunidos materiales
seminales y ovogenésicos de aportación paterno-materna, e ir elaborando
metabólicamente sus componentes celulares orgánicos (ADN, hidratos de carbono,
proteínas, lípidos, etc.) y sus tejidos y órganos y miembros corporales,
durante el corto espacio de nueve meses de gestación en el seno materno.
- Pero, desde un punto de vista
racional sistemático, nuestra actual sociedad humana sólo cuenta con la
experiencia y los saberes teológico-filosóficos acumulados durante unos pocos
miles de años. Unos pocos miles de años, en los que alrededor de ciento
cincuenta generaciones de antecesores nuestros son tan sólo las que han
conseguido elaborar pensamientos, conceptos y sistemas teológico-filosóficos
considerados aceptables y útiles en la actualidad a efectos de poder
predisponer de modo responsable las voluntades conforme a los designios de
Dios. Aunque la aceptación y la utilidad de los mismos no puedan ser totalmente
generalizables y satisfactorias, debido de manera principal a la interferencia
de los, otros, pensamientos, conceptos y sistemas de carácter inaceptable y
dañino para con la debida acertada realización de los designios de Dios.
- En atención a lo dicho y bien mirado
ello, pudiera resultar explicable desde un punto de vista natural el que la
Humanidad se encuentre atascada en el tan penoso proceso enfermizo, de
agotamiento ideológico existencial y humanista, que reconocemos viene
padeciendo ella; aunque por muy explicable que fuese, eso no restaría gravedad
a la enfermedad, en el caso de que la misma enferma no acertase a elaborar y
aplicarse los necesarios remedios (auténtica teología y auténtica filosofía
ideológica). Quizá, la causa culpable fundamental de tal enfermedad ideológica
radique en la natural juventud de la especie humana, juventud en su aspecto
racional existencial y humanista.
- Y así (a causa la natural juventud
de la especie humana), ocurre el que siendo todas criaturas de Dios e iguales
en origen y con un mismo fin (Dios no hace almas ni mejores ni peores que las
demás almas y a cada una de ellas la dota con el mismo Código Genético Divino,
ya que Sus designios son universales. Cada alma se va haciendo distinta a las
demás almas, desde el momento en que recibe el código genético genealógico
–paterno-materno– y luego a lo largo de su vida); y así (a causa la natural
juventud de la especie humana), ocurre el que la masiva desorientación
ideológica existencial y humanista imperante en el seno de nuestra Humanidad
sobre los aspectos racionales relativos a la existencia de Dios y relativos a
Su naturaleza y Sus designios y a la manera de relacionarnos con Él, sea ella
desorientación tan dramáticamente conflictiva en tantos ámbitos humanos, sea ella
tan dramáticamente conflictiva entre tantas almas humanas.
• Los hechos:
- Las luchas y persecuciones de todo
signo entre creyentes y no creyentes, y entre creyentes integrantes de diversas
religiones, y entre no creyentes, todas ellas son históricamente conocidas. ¿A
quién no le acuden, dolorosamente, al pensamiento, entre muchas otras, las
conocidas criminales persecuciones padecidas en España, entre 1936 y 1939, por
personas religiosas y hasta por meros seglares?
- ¿Y quién no se viene sobresaltando
desde hace bastante tiempo ante amenazas públicas lanzadas por grupos más o
menos controlados desde ámbitos del poder vigente, aunque se les califique de
“antisistema”, (¡Os vamos a quemar como en el treinta y seis!)? Cuando,
efectivamente, desde 1931 y de modo masivo ya entre 1936 y 1939, grupos que
también comenzaron siendo amenazadores luego quemaban personas e iglesias e
imágenes religiosas, con anuencia o bajo el mandato del a la sazón gobierno
espurio y ateo y antinacional que obedecía servilmente al poder imperialista
totalitario que pretendía la sovietización colonial de España (como entrante a
la inmensa hecatombe que había de ser y lo fue la II Guerra Mundial).
- ¿Y quién no se sobresalta aún más
cuando el poder gubernamental actual imperante en España se muestra tan afín y
conforme con aquel gobierno espurio imperante en España en 1936 y que de modo
criminal forzó al pueblo español a combatirse en la guerra civil de 1936-1939?
- ¿Y quién no se sobresalta todavía
aún más cuando el poder totalitario imperialista globalizador actual demuestra
su capacidad irresistible para poner y quitar gobiernos marionetas en todas las
naciones y países, y demuestra su misma capacidad para corromper y deshumanizar
masivamente a los individuos, y para corromper y neutralizar las estructuras
orgánicas básicas de la sociedad civilizada (las familiares, las corporativas,
las nacionales, las internacionales), y para forzar inhumanas y masivas
migraciones masificadoras, y para crear ruinosas crisis laborales, productivas
y económicas?
• Conclusión:
- Ahí está la natural principal tarea
propia de la Humanidad, tarea propia de la sociedad humana: La continuación del
descubrimiento y la formalización de la Auténtica Teología y de la Auténtica
Filosofía ideológica. Para con ellas poder dotar a todos (incluidos quienes
personifican los poderes decisorios en nuestra sociedad), poder dotarles de los
principios capaces de llevar a alcanzar su correspondiente natural madurez a la
Humanidad, y también principios capaces de guiarnos individualmente con acierto
y conforme a los designios de Dios.
- Y, dicho lo dicho, terminamos con
una reflexión ya hecha anteriormente: Cada persona (cada alma) se llevará a la
Vida Eterna, en su imborrable currículo personal, todo cuanto haya hecho o haya
dejado de hacer debiendo haberlo hecho durante su vida terrena. Allí quedará
todo puesto a la vista de todos, por toda la eternidad.
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