Del martes 9 al domingo 18 de septiembre en Fuensalida.
A partir 1666 lo que anteriormente fue denominado como
Hospital de Nuestra Señora de la Concepción pasa a llamarse Ermita de Nuestra
Señora de la Soledad, virgen muy venerada ya que es patrona y alcaldesa de
nuestra localidad.
Las primeras noticias de este hospital nos la facilita
un legajo que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, se trata del
testamento del III Conde de Fuensalida, don Pedro López de Ayala que otorgó el
26 de julio de 1535, dos años antes de morir. Parece ser que el motivo principal
para edificarlo está en el hecho de que al construir el palacio cogió parte de
otro hospital que había junto a él, y del que sólo quedaba el solar. Tras la
muerte del Conde el 26 de marzo de 1537 y carecer de descendencia, el condado
pasó a su sobrino de idéntico nombre, que sería el IV Conde de Fuensalida. Pero
la viuda doña Francisca de Rivera al parecer se llevó los 9.300 mrs. de las
alcabalas de Toledo que había dejado el III Conde para terminar el hospital,
quedando paralizadas las obras. El concejo de Fuensalida emprendió pleito contra
doña Francisca de Rivera pleito que ganó el Concejo, pero ésta a su vez
emprendió otro contra el IV Conde y éste último fue condenado a pagar el valor
total de los 9.300 mrs. anuales, acumulados desde el fallecimiento del
fundador.
Se calculó en ese momento lo que costaría terminar
moderadamente el hospital en 550.000 mrs. lo que ya no sabemos es en que años se
hizo la tasación.
A finales del siglo XVIII se demolió la ermita de San
Blas, situada cerca de la población, para que con la venta de los materiales se
pudiera reparar este hospital.
Cuando la desamortización, el Gobierno
dejó la Iglesia escueta y vendió las demás posesiones que tenía. A principios
del siglo XX la ruina era inminente y la cofradía de Nuestra Señora de la
Soledad se encargó de recoger fondos para restaurar la capilla, quedando como
está actualmente.
Tiene una sola nave, con tribuna a los pies y cabecera
recta, cubierta con una cúpula de media naranja sobre pechinas. La cúpula es de
gajos muy esbelta y acaba en una linterna.
El techo de la nave es plano,
pero los ángulos están redondeados y es en esta zona donde van lo lunetos. El
arco triunfal es de medio punto y choca un poco con la plenitud del techo de la
nave. La sacristía está situada tras el altar mayor.
Entre 1980 y 1981 se
ha restaurado exteriormente. Han aparecido dos grandes arcos de medio punto a
ambos lados del presbiterio, que sirven para soportar el gran peso de la cúpula.
No hay contrafuertes.
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