Desde las 8 AM numerosas personas, muchos de ellos peregrinos,
se han reunido a las puertas del Valle de los Caídos, la emoción se refleja en
las caras de los allí presentes.
Pese a que es conocida la oposición del Cardenal Rouco Varela a
que el Santo Padre visite el Valle, todavía confiamos en la providencia, y no
se descarta que Benedicto XVI, en un cambio de última hora, pare allí donde se
le espera impartiéndonos su bendición.
Se acerca el momento. Los Monjes Benedictinos junto con los
niños de la escolanía, toman posición ordenadamente a lo largo de la calzada de
la Carretera de El Escorial. Uno de los pequeños cantores con voz de ángel
porta unas flores en sus manos; se le nota nervioso y responsable, a la par que
su expresión muestra una felicidad fuera de lo común porque ha sido el elegido
para ofrendar al Papa con el delicado presente floral. Para aliviar la
impaciencia reinante, ensayan su canto de bienvenida.
La comitiva Papal se retrasa; parece ser que la visita del Papa
a los Reyes se ha prolongado más de la cuenta, se puede oír claramente por las
radios de los Guardias Civiles encargados del orden en ese tramo de la
carretera.
Al fin esos mismos agentes nos piden que nos retiremos todo lo
posible de la calzada, llega un vehículo. Crece la expectación todavía más.
Falsa alarma, es la avanzadilla de los vehículos oficiales que circula a una
velocidad desmedida. La Guardia Civil por radio, avisa al grueso de la comitiva
Papal, que aminoren la marcha para no provocar desgracias personales donde se acumula
la citada multitud que desea saludar al Papa.
Hoy ha de ser un día feliz para todos. La llegada es inminente,
ya distinguimos las motos que abren la comitiva, se acerca y de pronto ralentiza
la velocidad hasta casi detenerse, nuestros rezos han dado sus frutos; miramos
al cielo dando gracias a Dios; parece que Su Santidad finalmente parará y va a
bendecir al Sagrado Valle de los Caídos.
Pero era todo demasiado bonito para ser cierto. Las pancartas
saludando la llegada del Santo Padre se transforman en un lamento colectivo por
el Papa que casi llegó, porque esa ansiada parada no se produjo.
Algo ocurrió. Súbitamente, las motos aceleran su velocidad y con
ellas el resto de los vehículos incluido el Papal. Cunde el desconcierto, asoma
el dolor y la rabia; el Valle de los Caídos ha sido abandonado a su suerte. Las
voces angelicales que habían comenzado a cantar la bienvenida, convierten su
voz en llanto. El Papa no ha parado, y ese aliento que tanto necesitan los
Monjes Benedictinos, por el acoso al que son sometidos, y esa fe por parte de
todos puesta en la bendición tampoco nos alcanzó.
El Valle se duele, pero no sé doblega ni se rinde; la Cruz ha
sido más visible que nunca, su altura más sobresaliente y su mensaje tan claro
como ayer y como mañana.
La persecución continúa, son varios los frentes abiertos y en
cada uno de ellos un enemigo poderoso.
Malas intenciones se ciernen sobre el monumento, y nosotros no
somos capaces de distinguir entre amigos y esos enemigos declarados, muchos
intereses oscuros y egoístas apuntan directamente hacia el corazón del Valle,
con unas elecciones generales inmediatas y la tarea infame, falaz y tendenciosa
de la comisión nombrada por el revivido Frente Popular, el futuro del Valle
está escrito solo a falta de la fecha y la rúbrica.
La orfandad del Valle es pública y notoria, los complejos y
miedos de quienes debieran elevar su voz y potenciar sus acciones para impedir
que se desvirtúe aquel sentido de reconciliación de origen y por otro lado
aquellos que aún diciendo " No tengáis miedo, no estáis solos", paradójicamente
unen sus fuerzas, para negociar el nuevo orden en el Valle.
En la actualidad con una parte del mes de Septiembre recorrida,
las puertas del monumento siguen cerradas para los miles de turistas que desean
visitarlo. Ninguna de sus instalaciones está en funcionamiento, salvo la
Hospedería que depende de los Monjes Benedictinos. Una parte del personal de
Patrimonio ha sido trasladada a otros sitios y un servicio de seguridad ocupa
su lugar. El mantenimiento del Monumento es practicamente nulo, y La Piedad que
tan bellamente esculpió Juan de Ávalos, sigue envuelta en un tejido de malla
muriendo lentamente después de ser ultrajada a mazazo limpio. Solo se permite
la entrada para los oficios religiosos diarios, salvo que al final consigan
echar a los monjes de allí. Pero el Valle no está solo del todo, la Asociación
para la Defensa del Valle de los Caídos sigue luchando incansable asumiendo el
compromiso de su defensa, con coherencia y rigor, y mantendrá su espíritu del "
El Valle no se toca" hasta las últimas consecuencias.
Luz Trujillo
Portavoz Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos.
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