Como
un reto, con alegría y responsabilidad. Raúl Tinajero Ramírez ocupará en las
próximas semanas la dirección del departamento de Juventud de la Conferencia
Episcopal Española (CEE), un cargo que asegura ser una gozada para un sacerdote
que desde sus inicios ha trabajado por y para los jóvenes. Subdelegado de
Juventud en la Diócesis de Toledo desde 2003, y delegado desde 2005, es
consciente de la situación crítica que jóvenes y adolescentes viven en una
sociedad, reconoce, carente de valores, escondidos, y es ahí donde centrará su
trabajo, en potenciar el apoyo a aquellos necesitados de espiritualidad y del
mensaje del Evangelio. Defensor de una Iglesia que no rechaza, sino que acoge y
ofrece un mensaje de esperanza, apuesta por los jóvenes como el verdadero y
único motor, verdaderos protagonistas, del cambio en el mundo de hoy. En la
línea del Papa Francisco, frente a un Mac, Raúl Tinajero abre su despacho a La
Tribuna una mañana de julio bajo la lluvia.
Por dónde va el mensaje de la
Iglesia y hacia dónde va la juventud, ¿dónde está ese punto de comunión
entre ambas realidades?
Es cierto que a veces podemos pensar que la Iglesia puede ir por un lado y la
realidad por otro, y eso es un error. En estos momentos con el Papa Francisco
la Iglesia no está ajena a la realidad en la que vivimos y trata de dar
respuesta a la actualidad. La Iglesia nunca ha estado ajena a la realidad de
los jóvenes y siempre ha tratado de dar respuestas a partir del Evangelio. Es
lo que se ha pretendido siempre, unas veces más acertado que otras pero el fin
siempre ha sido mostrar alegría a los jóvenes. La situación actual es difícil.
Una situación particular en jóvenes y adolescentes con circunstancias,
dificultades y problemas que afrontar y a veces no se les da el apoyo y la dedicación
que se les debería dar, no por parte de la Iglesia, sino a nivel general.
La Iglesia lo que ha pretendido siempre es estar al lado de la realidad de los
jóvenes y darles respuestas a sus situaciones concretas, aunque algunas están
fuera del alcance de la Iglesia, como el desempleo. Apostamos no sólo por el
futuro, también por el presente, debemos concienciarnos de esto. Hay que
apostar por los jóvenes, por el presente y darles la voz que ellos tienen que
tener y el lugar protagonista que deben ocupar.
Esta semana se presentaba en la
CEE un nuevo catecismo enfocado a adolescentes con mensajes que han generado
polémica en temas como el aborto o la homosexualidad. ¿Es esa la línea que
quiere el Papa Francisco para esta ‘nueva’ etapa en la Iglesia?
Concretar que el catecismo está dentro de la iniciación cristiana, de la etapa
pre-adolescente. Es, además, una continuidad de un primer catecismo con el que
ya se trabaja en la mayoría de las parroquias. La Iglesia lo que va a pretender
siempre partiendo del Evangelio y de su magisterio es mostrar esperanza, dar
vida e iluminar a aquellos niños y pre-adolescentes que viven un momento muy
concreto y hay que ayudarles a enfocar la vida desde esa perspectiva con
esperanza, alegría, vida y amor.
A veces parece que la Iglesia habla de estos temas y sólo dice ‘no, no, no,
no’, la Iglesia no dice ‘no’, dice sí a la vida, sí a la esperanza, sí a la
vida, la Iglesia dice sí a tantas cosas buenas y positivas que construyen al
hombre y a la sociedad, esa es la perspectiva. Evidentemente esto lleva unos
compromisos y unas exigencias de vida, una responsabilidad y deberes que la
Iglesia tiene el deber y la obligación de decir a aquellos que tratan de
afrontar la vida desde Jesucristo. Esto en ciertos sectores, y no es nuevo,
puede crear ciertas actitudes de rechazo, pero la Iglesia no va a cambiar el
mensaje de esperanza, vida y amor que nos da el Evangelio.
¿Considera así que entrar en
conflicto con estos temas es un hecho secundario?
Entrar en conflicto en estos problemas, pues bien... se puede hablar y
comentar, en mi caso he tenido que atender muchas veces casos con jóvenes y
hablas, por supuesto nunca vamos a rechazar a nadie, la Iglesia no va a dejar a
nadie de lado, lo que nos dice el Papa Francisco con su línea de apertura y
acogida a todos, pero evidentemente el Evangelio está ahí. En ningún momento
hay actitud de rechazo, ni la ha habido ni la habrá, y más en las realidades
como estos temas muy concretos que están muy metidos en la realidad, nosotros
por supuesto no hay ningún rechazo, sino actitud de acogida, de diálogo y de
compartir y ayudar.
Han sido cerca de 10 años
trabajando con jóvenes y diferentes proyectos como las peregrinaciones a
Guadalupe, a Urda, el musical Alma, actividades deportivas y encuentros, ¿cuál
es el balance de esta década?
Siempre he dicho que en todas las actividades que hemos hecho en la delegación
el balance ha sido positivo. No me canso de decir que habrá habido algunas con
más o menos participación, pero siempre, y eso es lo que nos ha llenado, es que
se ha visto que el espíritu del Señor estaba ahí, que se ha trabajado por amor
al prójimo, a los jóvenes y que todo el trabajo realizado por los sacerdotes y
los equipos que colaboran y ayudan a la delegación nunca en ningún momento nos
hemos sentido frustrados, en esa actitud negativa. Siempre hemos trabajado
desde lo positivo y la esperanza.
Han sido diez años muy positivos, de confianza absoluta en los jóvenes, que ese
es el papel y la tarea de los que trabajamos con los jóvenes, confiar en ellos
y hacerles ver que son protagonistas de todo lo que de alguna manera se
proyectaba, no sólo pasivos, sino activos porque a través de ellos el mensaje
que llevábamos lo asumían y al mismo tiempo lo transmitían. Los jóvenes deben
ser los protagonistas del cambio en el mundo de hoy, como nos decía el Papa
Francisco en Río de Janeiro. En esa línea vamos a seguir trabajando porque así
nos lo está mostrando el Papa.
¿Cuál será su apuesta personal al
frente del departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal Española?
La acción por aquellos que más necesitan nuestra ayuda. No sólo la pobreza
material, sino la espiritual. La línea en la que quiero seguir trabajando es
esa, trabajar por aquellos que lo están pasando peor como puede ser la realidad
de los adolescentes que se enfrentan a un momento conflictivo y dificultoso,
que todos hemos tenido, pero que con la situación general que nos envuelve, ese
conflicto y dificultades se multiplican, con unas características muy
propias y particulares que llevan consigo mucha confrontación interior. Si a
eso le unes los agentes externos estamos viendo tantas y tantas dificultades en
los jóvenes y adolescentes que no hay un proceso de madurez y ayuda para seguir
adelante. Insistiré ahí, es fundamental para el crecimiento de la persona y
para la sociedad.
Y los primeros retos que afrontar
y grandes proyectos en el horizonte más cercano.
Hay una realidad fundamental que es la pastoral ordinaria, es decir, el día a
día, la fundamental, la que el departamento de Juventud va a apoyar 100 por
cien, algo que he intentado hacer estos años como delegado en nuestra
Archidiócesis. En esa pastoral ordinaria nos jugamos muchísimo con los jóvenes.
Vamos a seguir esa perspectiva, para mí hay dos palabras fundamentales que voy
a intentar vivir desde el departamento: comunión y coordinación entre las
distintas diócesis, plantear proyectos conjuntos y darle unidad. Buscar esa
coordinación con la diversidad que existe en juventud en todas las diócesis.
Además, vamos a abrir campos de reflexión para ir viendo la actualidad en la
que estamos y desde esa lectura ir dando respuestas concretas, ahí entra cómo
llevar el mensaje del Evangelio a los jóvenes, que la Iglesia esté y camine con
ellos, reflexionar sobre el encuentro de los jóvenes con el Señor y sobre todo
el acompañamiento, que es una de las cuestiones fundamentales, cómo la Iglesia
les acompaña en una vida de fe.
Teoría que en la práctica se
pondrá en marcha de qué manera.
De un lado con las propias actividades de cada diócesis, que desde el
departamento apoyaremos y animaremos, y luego actividades extraordinarias que
empujarán y alentarán ese trabajo diario de las diócesis. Un ejemplo, el
Encuentro Europeo de Jóvenes que coincidirá con el V Centenario del nacimiento
de Santa Teresa y que llevaremos a cabo en Ávila el próximo mes de agosto, del
5 al 9, ya se está trabajando en distintas realidades con diferentes
comisiones. Asimismo en 2016 tenemos las Jornadas Mundiales de la Juventud
(JMJ) en Cracovia, un encuentro en torno al Papa. También tenemos momentos más
específicos como reuniones de los delegados de juventud y responsables de
Pastoral Juvenil o el Consejo de Juventud que se reúne de manera trimestral
para llevar a cabo ese trabajo de propuestas y coordinación.
Mi forma de trabajar es estar muy unido a las distintas realidades, ahora será
un trabajo de contacto con las delegaciones de España y movimientos nacionales
de juventud, estaré con ellos para animarles y alentarles, así como ofrecerles
oportunidades siempre con ese deseo de que se acerque el Evangelio a los
jóvenes.
La Tribuna de Toledo.
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