Eduardo López Pascual
nació en Baza (Granada) en 1939, y vive en Cieza (Murcia), en donde
desarrolla una importante labor cultural. Es autor de obras de poesía y
narrativa. Ha publicado “Versos
proscritos”, “Raíces de vida
inacabada”,” Hablando a la
madrugada de estas cosas”, “Proceso a un hombre muerto” (sobre
José Antonio Primo de Rivera), “Los
días que vinieron inexplicablemente”… entre otros libros.
Eduardo López Pascual
que fue Secretario Nacional de Formación de Falange Española de las JONS
Auténtica en los años de la llamada transición española, dice de él mismo lo
siguiente para elmunicipio.es:
Como procedente de
las Centurias de las Falanges Juveniles, integradas en el Frente de
Juventudes, donde ingresé en 1950, hice los cursos de Jefes de falange, de
Centuria y de Campamentos, me sentía inmerso en un destino político,
participando activamente de las inquietudes sociales más comprometidas de la
época. Atraído por las palabras y consignas joseantonianas que aprendía en sus
escuadras. Supe muy pronto de las contradicciones del Régimen franquista, de la
distancia entre la España que publicaban y la realidad de nuestra sociedad: así
que movido por la idea revolucionaria falangista (“Viva, viva, la revolución,
viva viva, Falange de las JONS. Muera, muera el capital, viva, viva el Estado
Sindical”), dibujaba mi verdadera conciencia política mientras accedí a
Delegado Local de la Juventud. De ahí a los Cursos de Peñíscola, lugar y
ocasión para promoción política, pero también para conocer los movimientos anti
régimen (“Movimiento no, Falange Sí”). Indagué en la otra historia de Falange,
la que nunca estuvo con Franco, el testimonio del FENAL, donde conocí a
Vicente Martínez Parra, abogado, y extraordinario precursor de Falange
Española de la JONS AUTÉNTICA, Supe entonces de los sucesos en el País
Vasco, con Varela de militar fiscal, las renuncias del Padre Llanos, el
destierro de Narciso Perales, la valentía de Ridruejo, las espaldas a
Franco.
Buceé en los autores
que escribían sobre la Falange y sobre el Fundador, los Arce, Viñas,
Preston, Sandoval, Bravo, Gibson, Imatz, datos que me llenaban de
frustración de una parte, y de deseo de encontrar la aspiración original de
José Antonio, que yo ya cantaba de flecha en los hogares juveniles.- Cuando en 1976
apareció FE de las JONS (A), de la mano de Narciso Perales, de Miguel Hedilla,
José Luis Arroyo Cruz, Jorge Juan Perales y Pedro Conde Soladana, entendí que
había hallado por fin el instrumento político que estaba buscando durante todo
un tiempo. En seguida interpreté las declaraciones de sus dirigentes, las
acciones políticas, insólitas hasta entonces, su decidida posición al Régimen
Franquista, su lenguaje social distinto al oficial, la renovación de los
principios esencialmente nacional sindicalistas, fueron impulsos a mi
convicción de que FE de las JONS (A) era el partido heredero de los discursos
joseantonianos del 29 de octubre, del Cine Madrid, o del 5 de abril del
35, la Revolución Española. Solo había que esperar el momento que llegó
con motivo de una concentración en Alicante. Allí decidí dar el paso, y desde
Cieza, donde agrupaba a medio centenar de falangistas tradicionales, solicité
nuestra incorporación, que se produjo en 1977.
elmunicipio.es ¿Qué recuerdos tiene
de aquella militancia en F.E de las JONS Auténtica?
Eduardo López Pascual. Para mí significó un tiempo de ilusiones políticas,
en donde creí profundamente en que por fin se iba a recuperar el mensaje
revolucionario de José Antonio, entendido en el sentido de que hablaba José
Luis Aranguren “El deseo paulatino y permanente de querer cambiar las cosas”. .
Y de hacer posible el espíritu de Manuel Hedilla de que la Falange fuera
la extensión del pueblo, o de que para siempre nos diferenciaran de un régimen
político que nunca fue el nuestro (el franquista o Movimiento Nacional). De
devolver a los españoles la aspiración a una patria, con pan y justicia. De
ofrecerles el nacional sindicalismo auténtico. Y recuerdo con emoción las
palabras de Narciso Perales, los desplantes de Miguel Hedilla, la presencia
sobria y elegante de la Auténtica en Alicante o en las acciones electorales, el
clima de camaradería en la Calle del Pez 21, la difusión de los Patrias
Sindicalistas, la inteligencia de Jorge Juan Perales, la cultura de Pepe Briz,
y recuerdo como mucha gente, nos veía como los verdaderos falangistas. Jamás el
falangismo tuvo mejor ambiente dentro y fuera del partido.
elmunicipio.es
¿Qué significó para Ud. la ruptura interna de FE de las
JONS A. y su posterior desaparición?
Eduardo López Pascual. Es verdad que, como simple observador, tuve la
sospecha de que nuestra ingenuidad podría ser después de todo, otra vez,
causa de ulteriores problemas. En los años previos al Congreso Nacional del 78,
en la organización se habían admitido a gentes de mucha y variada procedencia.
Existían diferencias de criterios, originadas precisamente por la falta de un
análisis mínimo de la personalidad de nuestros afiliados. Vinieron de un lado y
otro de la banda política, y tampoco se tenía una infraestructura consolidada,
todavía perduraban síntomas extraños, y sin embargo continuaban ciertos tics
perversos, sobre todo en seguridad. Los casos de Titúlcia y San Blas, fueron
determinantes en la ruptura de la Auténtica y un tema como el de Málaga,
salpicó todo el proceso. Conceptos como “sindicalismo” y “Política”, no se
supieron enlazar convenientemente. Y por último otra vez, la falta de
disciplina organizativa, supuso una ruptura anunciada. De ahí su desaparición.
El fracaso en las elecciones del 78, trajo una disolución previsible porque
teníamos muchas cosas en contra. Los esfuerzos de Arroyo y el propio Narciso,
no pudieron contrarrestar una imagen todavía falsificada. Para mí, aquello lo
leí como el canto del cisne, al menos para mucho tiempo.
elmunicipio.es ¿Qué aportó la
Auténtica al falangismo joseantoniano?
Eduardo López Pascual. Aquella experiencia tuvo entre otras cosas, una muy importante.
Se pudo ofrecer al pueblo español, confundido por una propaganda totalitaria de
40 años, la imagen de una Falange que poco tenía que ver con el rostro
autoritario y colaborador, cómplice, con un régimen de dictadura que, si bien
podría entenderse en sus primeros meses, nunca debiera haber sido marco para
una coreografía falangista que acompañara a los caciques y tiburones de
siempre. Aportó también, o eso pienso, un estado de ilusión y de futuro para
una generación de falangistas que vieron una luz de honestidad política y de
fidelidad al mensaje nacional sindicalista joseantoniano. Por último,
muchos creímos que se abría una oportunidad para que nuestro ideario
volviera a ser reconocido por nuestra sociedad y, también, aportó un
posicionamiento estratégico de su política al reivindicar una Falange personalista,
(rasgos de Mounier), situada en una izquierda nacional humanista, (influencia
Cristiana), democrática.”La aspiración a una vida democrática, libre y
apacible, será siempre el punto de mira de la ciencia política, por encima de
toda moda” (José Antonio, Obras Completas)- Eso al menos es lo que procuré
desde mi condición de Secretario Nacional de Formación. Llevó también a la
conciencia falangista un sentido honesto y serio de reconciliación y
convivencia. (Manuel Hedilla).
elmunicipio.es
¿Qué es ser joseantoniano?
Eduardo López Pascual. No es una pregunta sencilla porque cada uno tiene una imagen
diferente del fundador de Falange Española. Sin embargo, y pretendo ser
objetivo, ser joseantoniano es seguir los compromisos más singulares y
originales de su doctrina política. Así, creer en la sustitución de las
relaciones de trabajo, la instalación de una economía social, sindical con la
distribución de las plus-valías generadas al propio trabajador: el personalismo
intacto, o sea, concebir al ser humano como un todo indivisible; el
sentido auténtico de Patria y cultura, sublimar los valores del hombre y la
mujer que condenen la codicia y el robo. Y rodeando todo, la firme voluntad de
llevar a Falange a su propio destino. Una de las causas que yo
defendí desde mi incorporación a FEJONS A, ambigüedad que hacía increíble
al partido, como “partidos si, partidos no” o “ni de derechas ni de
izquierdas”, apostando – rigurosamente- por la apertura democrática y la ubicación
en una izquierda política, española, humanista y personalista. Esta
determinación más el uso de un lenguaje a ras de tierra y de tiempo, ayudaría a
atender en serio al partido, Yo pienso que si creemos en esto, seremos
joseantonianos. Y una cosa, importa, mantener el nombre, importa también luchar
por rechazar tanto al capitalismo como al materialismo histórico.
elmunicipio.es ¿Díganos su opinión personal sobre las
parejas de nombres históricos que le proponemos?
-Francisco Franco
Bahamonde versus José Antonio Primo de Rivera.
-Manuel Fal
Conde versus Manuel Hedilla Larrey
-Raimundo Fernández
Cuesta versus Narciso Perales Herrero
Eduardo López Pascual.
-Francisco
Franco versus José Antonio.
Una incompatibilidad
no superable en proyecto y en metodología que hacían imposible un acuerdo
mínimo.
-Manuel Fal
Conde versus Manuel Hedilla
Partían de conceptos
muy distantes y distintos de lo que entendían por patria y derechos humanos,
forma de Estado y organización territorial. Pudieron compartir intereses
generales, pero de difícil aplicación. Ambos mostraron coherencia política y
personal.
-Raimundo Fez.
Cuesta versus Narciso Perales.
No hay color. El
primero representó siempre la sumisión al poder fáctico y económico, desde una derechona emboscada, en tanto que
Narciso, llevando la línea de Manuel Hedilla, de Lamberto de los Santos,
Ezquer, de Vicente Cadenas, vivió desde el principio su persecución, destierro,
ninguneo y abandono de un Estado que no creía en la Falange ni en el discurso
de José Antonio Primo de Rivera.
elmunicipio.es
agradece a Eduardo López Pascual su total disponibilidad
ante nuestra llamada para esta entrevista. Pronto publicaremos la II parte en
la que “hablaremos de poesia” de “literatura” de “democracia” de
“totalitarismo” de “historia” y una vez más sobre José Antonio Primo de Rivera
y su doctrina falangista.
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