jueves, 30 de enero de 2014

Eduardo López Pascual entrevistado por elmunicipio.es (I Parte)


Eduardo López Pascual  nació en Baza (Granada) en 1939, y vive en Cieza (Murcia), en donde desarrolla una importante labor cultural. Es autor de obras de poesía y narrativa. Ha publicado “Versos proscritos”, “Raíces de vida inacabada”,” Hablando a la madrugada de estas cosas”, “Proceso a un hombre muerto” (sobre José  Antonio Primo de Rivera), “Los días que vinieron inexplicablemente”… entre otros libros.

Eduardo López Pascual que fue Secretario Nacional de Formación de Falange Española de las JONS Auténtica en los años de la llamada transición española, dice de él mismo lo siguiente para elmunicipio.es:

Como procedente de las Centurias  de las Falanges Juveniles, integradas en el Frente de Juventudes, donde ingresé en 1950, hice los cursos de Jefes de falange, de Centuria y de Campamentos, me sentía inmerso en un destino político,  participando activamente de las inquietudes sociales más comprometidas de la época. Atraído por las palabras y consignas joseantonianas que aprendía en sus escuadras. Supe muy pronto de las contradicciones del Régimen franquista, de la distancia entre la España que publicaban y la realidad de nuestra sociedad: así que movido por la idea revolucionaria falangista (“Viva, viva, la revolución, viva viva, Falange de las JONS. Muera, muera el capital, viva, viva el Estado Sindical”), dibujaba mi verdadera conciencia política mientras accedí a Delegado Local de la Juventud. De ahí a los Cursos de Peñíscola, lugar y ocasión para promoción política, pero también para conocer los movimientos anti régimen (“Movimiento no, Falange Sí”). Indagué en la otra historia de Falange, la que  nunca estuvo con Franco, el testimonio del FENAL, donde conocí a Vicente Martínez Parra, abogado, y extraordinario precursor de  Falange Española de la JONS AUTÉNTICA,  Supe entonces de los sucesos en el País Vasco, con Varela de militar fiscal, las renuncias del Padre Llanos, el destierro de Narciso Perales, la valentía de Ridruejo,  las espaldas a Franco.

Buceé en los autores que  escribían sobre la Falange y sobre el Fundador, los Arce, Viñas, Preston, Sandoval, Bravo,  Gibson, Imatz, datos que me llenaban de frustración de una parte, y de deseo de encontrar la aspiración original de José Antonio, que yo ya cantaba de flecha en los hogares juveniles.- Cuando en 1976 apareció FE de las JONS (A), de la mano de Narciso Perales, de Miguel Hedilla, José Luis Arroyo Cruz, Jorge Juan Perales y Pedro Conde Soladana, entendí que había hallado por fin el instrumento político que estaba buscando durante todo un tiempo. En seguida interpreté las declaraciones de sus dirigentes, las acciones políticas, insólitas hasta entonces, su decidida posición al Régimen Franquista, su lenguaje social distinto al oficial, la renovación de los principios esencialmente nacional sindicalistas, fueron impulsos a mi convicción de que FE de las JONS (A) era el partido heredero de los discursos joseantonianos del 29 de octubre, del Cine Madrid, o del 5 de abril del 35,  la Revolución Española. Solo había que esperar el momento que llegó con motivo de una concentración en Alicante. Allí decidí dar el paso, y desde Cieza, donde agrupaba a medio centenar de falangistas tradicionales, solicité nuestra incorporación, que se produjo en 1977.

elmunicipio.es ¿Qué recuerdos tiene de aquella militancia en F.E de las JONS Auténtica?

Eduardo López Pascual.   Para mí significó un tiempo de ilusiones políticas, en donde creí profundamente en que por fin se iba a recuperar el mensaje revolucionario de José Antonio, entendido en el sentido de que hablaba José Luis Aranguren “El deseo paulatino y permanente de querer cambiar las cosas”. . Y de hacer  posible el espíritu de Manuel Hedilla de que la Falange fuera la extensión del pueblo, o de que para siempre nos diferenciaran de un régimen político que nunca fue el nuestro (el franquista o Movimiento Nacional). De devolver a los españoles la aspiración a una patria, con pan y justicia. De ofrecerles el nacional sindicalismo auténtico. Y recuerdo con emoción las palabras de Narciso Perales, los desplantes de Miguel Hedilla, la presencia sobria y elegante de la Auténtica en Alicante o en las acciones electorales, el clima de camaradería en la Calle del Pez 21,  la difusión de los Patrias Sindicalistas, la inteligencia de Jorge Juan Perales, la cultura de Pepe Briz, y recuerdo como mucha gente, nos veía como los verdaderos falangistas. Jamás el falangismo tuvo mejor ambiente dentro y fuera del partido.

elmunicipio.es  ¿Qué significó para Ud. la ruptura interna de FE de las JONS A. y su posterior desaparición?

Eduardo López Pascual.   Es verdad que, como simple observador, tuve la sospecha de que nuestra ingenuidad podría ser después de  todo, otra vez, causa de ulteriores problemas. En los años previos al Congreso Nacional del 78, en la organización se habían admitido a gentes de mucha y variada procedencia. Existían diferencias de criterios, originadas precisamente por la falta de un análisis mínimo de la personalidad de nuestros afiliados. Vinieron de un lado y otro de la banda política, y tampoco se tenía una infraestructura consolidada, todavía perduraban síntomas extraños, y sin embargo continuaban ciertos tics perversos, sobre todo en seguridad. Los casos de Titúlcia y San Blas, fueron determinantes en la ruptura de la Auténtica y un tema como el de Málaga,  salpicó todo el proceso. Conceptos como “sindicalismo” y “Política”, no se supieron enlazar convenientemente. Y por último otra vez, la falta de disciplina organizativa, supuso una ruptura anunciada. De ahí su desaparición. El fracaso en las elecciones del 78, trajo una disolución previsible porque teníamos muchas cosas en contra. Los esfuerzos de Arroyo y el propio Narciso, no pudieron contrarrestar una imagen todavía falsificada. Para mí, aquello lo leí como el canto del cisne, al menos para mucho tiempo.

elmunicipio.es ¿Qué aportó la Auténtica al falangismo joseantoniano?

Eduardo López Pascual. Aquella experiencia tuvo entre otras cosas, una muy importante. Se pudo ofrecer al pueblo español, confundido por una propaganda totalitaria de 40 años, la imagen de una Falange que poco tenía que ver con el rostro autoritario y colaborador, cómplice, con un régimen de dictadura que, si bien podría entenderse en sus primeros meses, nunca debiera haber sido marco para una coreografía falangista que acompañara a los caciques y tiburones de siempre. Aportó también, o eso pienso, un estado de ilusión y de futuro para una generación de falangistas que vieron una luz de honestidad política y de fidelidad al mensaje nacional sindicalista joseantoniano. Por último, muchos  creímos que se abría una oportunidad para que nuestro ideario volviera a ser reconocido por nuestra sociedad y, también, aportó un posicionamiento estratégico de su política al reivindicar una Falange personalista, (rasgos de Mounier), situada en una izquierda nacional humanista, (influencia Cristiana), democrática.”La aspiración a una vida democrática, libre y apacible, será siempre el punto de mira de la ciencia política, por encima de toda moda” (José Antonio, Obras Completas)- Eso al menos es lo que procuré desde mi condición de Secretario Nacional de Formación. Llevó también a la conciencia falangista un sentido honesto y serio de reconciliación y convivencia. (Manuel Hedilla).

elmunicipio.es ¿Qué es ser joseantoniano?

Eduardo López Pascual. No es una pregunta sencilla porque cada uno tiene una imagen diferente del fundador de Falange Española. Sin embargo, y pretendo ser objetivo, ser joseantoniano es seguir los compromisos más singulares y originales de su doctrina política. Así, creer en la sustitución de las relaciones de trabajo, la instalación de una economía social, sindical con la distribución de las plus-valías generadas al propio trabajador: el personalismo intacto, o sea,  concebir al ser humano como un todo indivisible; el sentido auténtico de Patria y cultura, sublimar los valores del hombre y la mujer que condenen la codicia y el robo. Y rodeando todo, la firme voluntad de llevar a Falange a su propio destino. Una de las   causas que yo defendí desde mi incorporación a FEJONS A,  ambigüedad que hacía increíble al partido, como “partidos si, partidos no”  o “ni de derechas ni de izquierdas”, apostando – rigurosamente- por la apertura democrática y la ubicación en una izquierda política, española, humanista y personalista. Esta determinación más el uso de un lenguaje a ras de tierra y de tiempo, ayudaría a atender en serio al partido, Yo pienso que si creemos en esto, seremos joseantonianos. Y una cosa, importa, mantener el nombre, importa también luchar por  rechazar tanto al capitalismo como al materialismo histórico.

elmunicipio.es  ¿Díganos su opinión personal sobre las parejas de nombres históricos que le proponemos?

-Francisco Franco Bahamonde  versus  José Antonio Primo de Rivera.
-Manuel  Fal Conde  versus  Manuel  Hedilla  Larrey
-Raimundo Fernández Cuesta  versus  Narciso Perales Herrero

Eduardo López Pascual.

-Francisco Franco versus José Antonio.

Una incompatibilidad no superable en proyecto y en metodología que hacían imposible un acuerdo mínimo.

-Manuel Fal Conde versus Manuel Hedilla

Partían de conceptos muy distantes y distintos de lo que entendían por patria y derechos humanos, forma de Estado y organización territorial. Pudieron compartir intereses generales, pero de difícil aplicación. Ambos mostraron coherencia política y personal.

-Raimundo Fez. Cuesta versus Narciso Perales.

No hay color. El primero representó siempre la sumisión al poder fáctico y económico, desde una derechona emboscada, en tanto que Narciso, llevando la línea de Manuel Hedilla, de Lamberto de los Santos, Ezquer, de Vicente Cadenas, vivió desde el principio su persecución, destierro, ninguneo y abandono de un Estado que no creía en la Falange ni en el discurso de José Antonio Primo de Rivera.

elmunicipio.es agradece a Eduardo López Pascual su total disponibilidad ante nuestra llamada para esta entrevista. Pronto publicaremos la II parte en la que “hablaremos de poesia” de “literatura” de “democracia” de “totalitarismo” de “historia” y una vez más sobre José Antonio Primo de Rivera y su doctrina falangista.

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