Los jubilados destinan una parte de su compra a ayudar a sus familiares.

Los hogares formados por jubilados incrementaron la cesta de la compra de alimentación en un 3% durante el año 2011, posiblemente porque estén ayudando a hijos y familiares que se encuentren con problemas económicos; mientras tanto, las familias con hijos pequeños (menores de seis años) redujeron sus compras en un 5% y las que tienen hijos en edad media (entre 6 y 15 años) las recortaron en un 7% respecto al año anterior.

Llevamos ya varios años sumergidos en el fondo de la crisis económica (desde 2007 o 2009, según se mire) y está claro que muchas personas logran hacer frente a sus apuros económicos gracias a la ayuda desinteresada de sus familiares, especialmente de aquellos que pasaron toda una vida trabajando y que ahora destinan una parte del poco dinero que el Estado les concede para colaborar en la alimentación de sus hijos y nietos.

En tiempos de crisis, precisamente, es donde más se nota que los pilares del hombre para hacer frente a las adversidades son la familia y la Iglesia Católica. Visto lo visto, podrían explicarnos algunas personas el nulo aprecio que tienen a ambas instituciones, tanto a la natural como a la religiosa.