El Papa Benedicto XVI pide a los católicos que vivan el domingo como Día del Señor.

Benedicto XVI llamó este domingo a todos los católicos a redescubrir el domingo como el Día del Señor y de la comunidad, a que la Santa Misa sea el centro del domingo y a que los fieles de la Iglesia Católica no se sientan avergonzados de ser cristianos.

La verdad es que no estaría nada mal, por el bien de la Iglesia Católica, que todos aquellos que dicen ser católicos vivieran más en común con la doctrina de la Iglesia que con la mentalidad de la sociedad materialista contemporánea. Ser católico no es únicamente creer en la existencia de Dios y de una vida eterna tras la muerte del cuerpo físico, sino también cumplir con los preceptos de la doctrina católica. Y no puede considerarse católico, por mucho que diga serlo, a todo aquel que diga creer en Dios pero que después, en su rutina diaria, lleva un estilo de vida y mantiene una mentalidad que se encuentra totalmente en las antípodas de la forma de ser apta para un cristiano católico.

¡Estamos hartos de falsos católicos! ¡Hartos de supuestos “fieles” defensores del aborto, de las uniones civiles matrimoniales entre personas del mismo sexo y de la “separación” entre la vida pública y la moral privada!

Frente a los falsos creyentes, el deber de los verdaderos es descubrir sus vergüenzas ante los ojos de la comunidad en que vivamos. Si sabemos y tenemos muy claro por qué razón somos católicos, ¿cuál es el problema para denunciar la hipocresía de los que dicen ser “de los nuestros”?

Sabemos que no tenemos que juzgar si no queremos ser juzgados. Pero los “católicos modernos” están hundiendo los cimientos morales y sociales de la Iglesia Católica y eso debe detenerse.

Tenemos muy claro que tan sólo podremos considerar como a uno de los nuestros a aquellas personas que sean conscientes de su identidad católica y que no se tomen los lujos de obrar según les viene en gana, organizándose una “religión a la carta”.