Un grupo de individuos no identificados
quemaron durante la madrugada del domingo al lunes la bandera española que
ondeaba en la fachada del Ayuntamiento de Sant Pol de Mar, en Barcelona. La
bandera española había sido restituida después de que un grupo de separatistas
catalanes la retirara días antes durante una concentración frente al
Ayuntamiento de la localidad.
Es evidente que el móvil de tan vil acción se
encuentra en el odio latente hacia la unidad de España que alberga una parte de
una población que es tan española como la que vive en el centro de la
Península. Frente a la ignorancia y desprecio por la Historia de nuestro país,
nuestro mejor consejo es el de la cultura y, si fuera mucho pedir, al menos el
de la educación.
Cataluña es una región históricamente
española y, por lo tanto, no se puede entender la existencia de España sin la
región catalana ni la identidad de la región catalana sin formar parte de la
nación española. Una verdad siempre será una verdad y una mentira siempre será
una mentira, independientemente del número de personas que apoyen una u otra.
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