sábado, 31 de diciembre de 2011

Entrevista a José Vaquero Oroquieta en “La Cámara”.



Don Fernando José Vaquero Oroquieta, autor del libro “La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo”. Nos envía la siguiente entrevista que le realizó  el diario digital La Cámara. Que creemos de interés para los lectores de –elmunicipiotoledo-.



El libro responde a las 100 incógnitas más importantes, pretendiendo responder con sencillez y claridad; desde la lógica, el sentido común y las informaciones contrastadas.

“Primero, abandono de las armas, después, política; no al revés”
P.: Para empezar hablando de “La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre el terrorismo”. ¿Cómo surgió este libro?

R.: Como sugerencia de un amigo escritor, José Antonio Ullate, quien me planteó que podía poner por escrito los contenidos de algunas charlas en las que venía participando sobre terrorismo en varias ciudades españolas. Los asistentes repetían las mismas preguntas; tanto dentro, como fuera de las salas. Ya había escrito no pocos artículos al respecto; pero no había contemplado tal posibilidad hasta que ese amigo me animó y me dijo, ¡puedes y debes hacerlo! Acaso el que por circunstancias personales y profesionales hubiera conocido a varias víctimas, y también a antiguos terroristas de varios países, pudo influir en el espaldarazo de este amigo.

P.: ¿Cuál es el objetivo del libro?

R.: Denunciar los totalitarismos y sus viciados mecanismos -lingüísticos, dialécticos, propagandísticos, coercitivos- de los que nacen tantas expresiones de violencia ciega dirigidas contra los seres humanos, entre ellas, la del terrorismo. Por ello he abordado numerosas cuestiones conexas que pueden resultar “políticamente incorrectas”.

P.: Según su libro el terrorismo moderno nace alimentado, entre otras cosas, por el nihilismo. ¿El terrorismo islámico también tiene una parte nihilista o se basa en otros conceptos?

R.: Se alimenta de las teologías más intransigentes del Islam. Una premisa: en el Islam, política, religión y cultura son una misma cosa. En consecuencia, Estado y Mezquita sin inseparables. Si a ello se le suman ciertas expresiones de la modernidad -avances tecnológicos, la importancia de los mass-media, y las modernas tácticas de guerra revolucionaria- se entiende que puedan caer en la tentación terrorista; entendida como una vía rápida, derivada de un análisis coste/beneficio, para la obtención de sus objetivos. Otra premisa: no todo islamismo es terrorista, ni viceversa. Pero comparten no pocas características de los totalitarismos occidentales; y en lo que respecta a algunas vivencias personales, incluso colectivas, cierta dimensión nihilista. Se trata, por tanto, más de una dimensión subjetiva que ideológica; no en vano si algo desprecian los islamistas es el relativismo y la indiferencia.

P.: ¿Cuáles considera los referentes ideológicos, si los hay, de los grupos terroristas en la actualidad?

R.: En su inmensa mayoría, sus referentes ideológicos son esa mixtura de teología integrista islámica, tacticismos postrevolucionarios, aderezamientos tecnológicos, fraseología marxista, dialéctica hegeliana… Y, cómo no, odio al diferente; de ahí la contaminación terroristas de algunos movimientos nacionalistas.

P.: ¿Qué referentes habría que seguir para avanzar en un camino hacia la paz? ¿Qué gobiernos, gobernantes y países son un ejemplo?

R.: La inmensa mayoría de grupos terroristas han sido derrotados a lo largo de la Historia. Pero no siempre desde el respeto de los derechos humanos. Por ello, acaso un ejemplo modélico sea el británico en la actualidad. También ejecutó la guerra sucia, pero el proceso de paz norirlandés se ha afianzado cuando el IRA comprendió que no podía vencer y los británicos, controlando todo el proceso, pues llegaron a suspender la autonomía de Irlanda del Norte, les abrieron las puertas de la política, una vez optaron decididamente por la paz. Es decir: primero, abandono de las armas, después, política; no al revés. Pero, ojo, no caigamos en el simplismo de buscar paralelismos. Ni Irlanda es Euskadi, ni Irlanda del Norte es Navarra, ni el Reino Unido es España. España sin el País Vasco y/o Navarra es inconcebible.

P.: Para usted ¿Cuál es la razón de que ETA se haya mantenido tantos años?

R.: En buena medida, gracias a méritos propios: voluntarismo, trabajo sectorial, diversificación. Supieron crear una contrasociedad en la que puede vivirse, de modo atractivo y global, durante las 24 horas del día y los 365 días del año. Pero también gracias a claudicaciones ajenas, falta de perspectiva y audacia de los partidos democráticos en los sucesivos gobiernos de Madrid. Y, por último, gracias al oxígeno de ciertas izquierdas simpatizantes con buena parte de sus presupuestos; por no hablar del juego sucio e inmoral del PNV.

P.: ¿Qué opinión le merece el alto el fuego “permanente, general y verificable” de ETA?

R.: Van en serio. En imposible una vuelta atrás. Aunque es un cambio táctico y no estratégico: persiguen la independencia y el socialismo a medio plazo y están convencidos de que pueden alcanzarlos. Pero me escandaliza la falta de información por parte del Gobierno y de los grandes partidos democráticos. Es indudable que se viene negociando. Algo empieza a saberse gracias a Eguiguren y, triste es decirlo, al Gara. Pero me repugna ese interés de los políticos en tratarnos a los ciudadanos como menores de edad. No nos informan, no cuentan con una ciudadanía que ha demostrado una madurez impresionante. Los ciudadanos han puesto los muertos, el sufrimiento de numerosos colectivos, la movilización social cuando flaqueaban los políticos… antes o después nos enteraremos de muchas cosas. En suma, es inconcebible que ETA haya dado esos pasos, aparentemente irreversibles, sin contar con unas garantías de la “otra” parte. No nos han contado de la misa ni media.

P.: ¿Qué pasos debería dar ahora ETA? ¿Y la izquierda abertzale?

R.: Si de verdad quieren integrarse en el juego democrático, en primer lugar: disolver ETA definitivamente, entregando las armas, poniéndose a disposición de la Justicia. Y pedir perdón: no basta con equiparar el sufrimiento de las supuestas víctimas de “todas” las violencias. La equidistancia moral entre víctimas y verdugos es uno de los comportamientos que más repugna a una conciencia ética.

P.: ¿Cómo cree que va a afectar la presencia de Amaiur en el Congreso y en el País Vasco?

R.: En el Congreso, será un foco permanente de atención. Se apuntarán a cuantas propuestas rupturistas con el actual estado de cosas propicien otras formaciones. En el País Vasco, avanzarán en doble dirección: la construcción nacional y la toma de control del conjunto del nacionalismo vasco. Tenemos “cuestión vasca” hasta hartar…

P.: ¿Ve una situación similar con Bildu en Navarra?

R.: No, al menos a medio plazo. Pero aquí también trabajarán para seguir avanzando. Son la más potente comunidad social en movimiento que actúa en Navarra. No hay nada enfrente atractivo que se les oponga. Así, seguirán ganando voluntades y ello se traducirá en más votos, convocatoria tras convocatoria; aunque sea poquito a poco. Y si un día otras fuerzas políticas se muestran propicias (PSOE, Geroa Bai, Izquierda Unida), buscarán el relevo de UPN del Gobierno de Navarra. Lo intentaron hace 4 años con el PSOE y no lo consiguieron. Pero no tienen más remedio que seguir intentándolo. Y lo harán. Saben lo que quieren y cómo lo quieren.

P.: ¿Bildu y Amaiur son ETA? ¿Deben tomarse medidas para la ilegalización de estos partidos?

R.: Todos forman parte de la misma cebolla: son capas del mismo producto. Cuanto más próxima al núcleo se sitúe, más ETA será. Si queremos una democracia fuerte y libre, hasta que ETA no desaparezca definitivamente, en todos sus “aparatos” y con todas sus consecuencias, la disolución de sus brazos políticos es una buena opción para hacerles entrar en razón… democrática. Pero “democracia” al estilo occidental; no en el de “popular” o “revolucionaria”.

P.: ¿Es posible ser independentista o nacionalista radical y demócrata?

R.: Es muy difícil, pues las raíces de todo nacionalismo radical suelen ser totalitarias. Y en los totalitarismos, ya sea rojo, verde, o negro, anida el odio al distinto: primer elemento de la violencia política. O renuncian a algunos de sus presupuestos más queridos y constitutivos o seguirán siendo una amenaza para quienes no opinan como ellos.

P.: ¿Admiten estos pensamientos la democracia?

R.: Únicamente de modo instrumental. Es más, desprecian profundamente la democracia: les parece propia de seres débiles moral y culturalmente, de sociedades decadentes resignadas a morir. Si les beneficia, la adoptarán coyunturalmente. Nada más.

P.: Los dos partidos fuertes de España, PSOE y PP, han intentado negociar con ETA ¿Cree que ha sido un error?

R.: Si negocias, les reconoces como un interlocutor equiparable. ¿Cómo equiparar un Estado democrático con una banda de criminales? No se debe negociar. Otra cosa es hablar. Era necesario hacerlo, al objeto de conocer el estado real de la banda y actuar en consecuencia. Pero negociar, ¿qué? Deben rendirse, entregar las armas, en primer lugar. Entonces, se les puede abrir las puertas de la política: no al revés. Esa inversión demuestra poca voluntad, escaso conocimiento de los mecanismos mentales terroristas, templados a base de dogmas militaristas, tácticas oportunistas y estrategias marxistas. Para forzar a una banda al desarme, es precisa una voluntad de hierro: firmeza. Unas ideas muy claras. Una seguridad inmensa en el propio potencial. De carecerse lo anterior, si se dialoga o negocia desde la inseguridad y la debilidad, se proporcionan bazas a los terroristas y sus amigos, más seguros y determinados, que sabrán aprovechar.


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