Don Fernando
José Vaquero Oroquieta, autor del libro “La ruta del odio. 100 respuestas
claves sobre el terrorismo”. Nos envía la siguiente entrevista que le realizó el diario digital La Cámara. Que creemos de interés
para los lectores de –elmunicipiotoledo-.
El libro responde a las 100 incógnitas
más importantes, pretendiendo responder con sencillez y claridad; desde la
lógica, el sentido común y las informaciones contrastadas.
“Primero, abandono de las armas,
después, política; no al revés”
P.: Para empezar
hablando de “La ruta del odio. 100 respuestas claves sobre
el terrorismo”. ¿Cómo surgió este libro?
R.: Como sugerencia
de un amigo escritor, José Antonio Ullate, quien me planteó que podía poner por
escrito los contenidos de algunas charlas en las que venía participando sobre
terrorismo en varias ciudades españolas. Los asistentes repetían las mismas
preguntas; tanto dentro, como fuera de las salas. Ya había escrito no pocos artículos
al respecto; pero no había contemplado tal posibilidad hasta que ese amigo me
animó y me dijo, ¡puedes y debes hacerlo! Acaso el que por circunstancias
personales y profesionales hubiera conocido a varias víctimas, y también a
antiguos terroristas de varios países, pudo influir en el espaldarazo de este
amigo.
P.: ¿Cuál es el objetivo
del libro?
R.: Denunciar los
totalitarismos y sus viciados mecanismos -lingüísticos, dialécticos,
propagandísticos, coercitivos- de los que nacen tantas expresiones de violencia
ciega dirigidas contra los seres humanos, entre ellas, la del terrorismo. Por
ello he abordado numerosas cuestiones conexas que pueden resultar
“políticamente incorrectas”.
P.: Según su libro
el terrorismo moderno nace alimentado, entre otras cosas, por el nihilismo. ¿El
terrorismo islámico también tiene una parte nihilista o se basa en otros
conceptos?
R.: Se alimenta de
las teologías más intransigentes del Islam. Una premisa: en el Islam, política,
religión y cultura son una misma cosa. En consecuencia, Estado y Mezquita sin
inseparables. Si a ello se le suman ciertas expresiones de la modernidad
-avances tecnológicos, la importancia de los mass-media, y las modernas
tácticas de guerra revolucionaria- se entiende que puedan caer en la tentación
terrorista; entendida como una vía rápida, derivada de un análisis
coste/beneficio, para la obtención de sus objetivos. Otra premisa: no todo
islamismo es terrorista, ni viceversa. Pero comparten no pocas características
de los totalitarismos occidentales; y en lo que respecta a algunas vivencias
personales, incluso colectivas, cierta dimensión nihilista. Se trata, por
tanto, más de una dimensión subjetiva que ideológica; no en vano si algo
desprecian los islamistas es el relativismo y la indiferencia.
P.: ¿Cuáles
considera los referentes ideológicos, si los hay, de los grupos terroristas en
la actualidad?
R.: En su inmensa
mayoría, sus referentes ideológicos son esa mixtura de teología integrista
islámica, tacticismos postrevolucionarios, aderezamientos tecnológicos,
fraseología marxista, dialéctica hegeliana… Y, cómo no, odio al diferente; de
ahí la contaminación terroristas de algunos movimientos nacionalistas.
P.: ¿Qué referentes
habría que seguir para avanzar en un camino hacia la paz? ¿Qué gobiernos, gobernantes
y países son un ejemplo?
R.: La inmensa
mayoría de grupos terroristas han sido derrotados a lo largo de la Historia.
Pero no siempre desde el respeto de los derechos humanos. Por ello, acaso un
ejemplo modélico sea el británico en la actualidad. También ejecutó la guerra
sucia, pero el proceso de paz norirlandés se ha afianzado cuando el IRA
comprendió que no podía vencer y los británicos, controlando todo el proceso,
pues llegaron a suspender la autonomía de Irlanda del Norte, les abrieron las puertas
de la política, una vez optaron decididamente por la paz. Es decir: primero,
abandono de las armas, después, política; no al revés. Pero, ojo, no caigamos
en el simplismo de buscar paralelismos. Ni Irlanda es Euskadi, ni Irlanda del
Norte es Navarra, ni el Reino Unido es España. España sin el País Vasco y/o
Navarra es inconcebible.
P.: Para usted ¿Cuál
es la razón de que ETA se haya mantenido tantos años?
R.: En buena medida,
gracias a méritos propios: voluntarismo, trabajo sectorial, diversificación.
Supieron crear una contrasociedad en la que puede vivirse, de modo atractivo y
global, durante las 24 horas del día y los 365 días del año. Pero también
gracias a claudicaciones ajenas, falta de perspectiva y audacia de los partidos
democráticos en los sucesivos gobiernos de Madrid. Y, por último, gracias al
oxígeno de ciertas izquierdas simpatizantes con buena parte de sus
presupuestos; por no hablar del juego sucio e inmoral del PNV.
P.: ¿Qué opinión le
merece el alto el fuego “permanente, general y verificable” de ETA?
R.: Van en serio. En
imposible una vuelta atrás. Aunque es un cambio táctico y no estratégico:
persiguen la independencia y el socialismo a medio plazo y están convencidos de
que pueden alcanzarlos. Pero me escandaliza la falta de información por parte
del Gobierno y de los grandes partidos democráticos. Es indudable que se viene
negociando. Algo empieza a saberse gracias a Eguiguren y, triste es decirlo, al
Gara. Pero me repugna ese interés de los políticos en tratarnos a los ciudadanos
como menores de edad. No nos informan, no cuentan con una ciudadanía que ha
demostrado una madurez impresionante. Los ciudadanos han puesto los muertos, el
sufrimiento de numerosos colectivos, la movilización social cuando flaqueaban
los políticos… antes o después nos enteraremos de muchas cosas. En suma, es
inconcebible que ETA haya dado esos pasos, aparentemente irreversibles, sin
contar con unas garantías de la “otra” parte. No nos han contado de la misa ni
media.
P.: ¿Qué pasos
debería dar ahora ETA? ¿Y la izquierda abertzale?
R.: Si de verdad
quieren integrarse en el juego democrático, en primer lugar: disolver ETA
definitivamente, entregando las armas, poniéndose a disposición de la Justicia.
Y pedir perdón: no basta con equiparar el sufrimiento de las supuestas víctimas
de “todas” las violencias. La equidistancia moral entre víctimas y verdugos es
uno de los comportamientos que más repugna a una conciencia ética.
P.: ¿Cómo cree que
va a afectar la presencia de Amaiur en el Congreso y en el País Vasco?
R.: En el Congreso,
será un foco permanente de atención. Se apuntarán a cuantas propuestas
rupturistas con el actual estado de cosas propicien otras formaciones. En el
País Vasco, avanzarán en doble dirección: la construcción nacional y la toma de
control del conjunto del nacionalismo vasco. Tenemos “cuestión vasca” hasta
hartar…
P.: ¿Ve una
situación similar con Bildu en Navarra?
R.: No, al menos a
medio plazo. Pero aquí también trabajarán para seguir avanzando. Son la más
potente comunidad social en movimiento que actúa en Navarra. No hay nada
enfrente atractivo que se les oponga. Así, seguirán ganando voluntades y ello
se traducirá en más votos, convocatoria tras convocatoria; aunque sea poquito a
poco. Y si un día otras fuerzas políticas se muestran propicias (PSOE, Geroa
Bai, Izquierda Unida), buscarán el relevo de UPN del Gobierno de Navarra. Lo
intentaron hace 4 años con el PSOE y no lo consiguieron. Pero no tienen más
remedio que seguir intentándolo. Y lo harán. Saben lo que quieren y cómo lo
quieren.
P.: ¿Bildu y Amaiur
son ETA? ¿Deben tomarse medidas para la ilegalización de estos partidos?
R.: Todos forman
parte de la misma cebolla: son capas del mismo producto. Cuanto más próxima al
núcleo se sitúe, más ETA será. Si queremos una democracia fuerte y libre, hasta
que ETA no desaparezca definitivamente, en todos sus “aparatos” y con todas sus
consecuencias, la disolución de sus brazos políticos es una buena opción para
hacerles entrar en razón… democrática. Pero “democracia” al estilo occidental;
no en el de “popular” o “revolucionaria”.
P.: ¿Es posible ser
independentista o nacionalista radical y demócrata?
R.: Es muy difícil,
pues las raíces de todo nacionalismo radical suelen ser totalitarias. Y en los
totalitarismos, ya sea rojo, verde, o negro, anida el odio al distinto: primer
elemento de la violencia política. O renuncian a algunos de sus presupuestos más
queridos y constitutivos o seguirán siendo una amenaza para quienes no opinan
como ellos.
P.: ¿Admiten estos
pensamientos la democracia?
R.: Únicamente de
modo instrumental. Es más, desprecian profundamente la democracia: les parece
propia de seres débiles moral y culturalmente, de sociedades decadentes
resignadas a morir. Si les beneficia, la adoptarán coyunturalmente. Nada más.
P.: Los dos partidos
fuertes de España, PSOE y PP, han intentado negociar con ETA ¿Cree que ha sido
un error?
R.: Si negocias, les
reconoces como un interlocutor equiparable. ¿Cómo equiparar un Estado
democrático con una banda de criminales? No se debe negociar. Otra cosa es
hablar. Era necesario hacerlo, al objeto de conocer el estado real de la banda
y actuar en consecuencia. Pero negociar, ¿qué? Deben rendirse, entregar las
armas, en primer lugar. Entonces, se les puede abrir las puertas de la
política: no al revés. Esa inversión demuestra poca voluntad, escaso
conocimiento de los mecanismos mentales terroristas, templados a base de dogmas
militaristas, tácticas oportunistas y estrategias marxistas. Para forzar a una
banda al desarme, es precisa una voluntad de hierro: firmeza. Unas ideas muy
claras. Una seguridad inmensa en el propio potencial. De carecerse lo anterior,
si se dialoga o negocia desde la inseguridad y la debilidad, se proporcionan
bazas a los terroristas y sus amigos, más seguros y determinados, que sabrán aprovechar.
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