El deán de la Catedral, Juan Sánchez, mostró su agradecimiento tanto a la gestión del Ayuntamiento como a la subvención de la Junta para que se haga realidad especialmente la visita a la campana gorda, sobre la que pesan "muchas leyendas" y no menos coplillas, como aquella que dice que "debajo de la campana gorda de la Catedral caben siete sastres y un zapatero, también la campanera y el campanero". Algo, ha dicho, que los presentes iban a poder comprobar esta misma tarde y el resto de los toledanos dentro de unas semanas, cuando puedan subir los 248 escalones que separan el claustro de la Catedral Primada y la campana gorda --pesa más de 17.000 kilos--, que está dedicada a San Eugenio, primer obispo de Toledo, y adornada por una cruz y el busto de la Virgen del Sagrario. La campana fue fundida por Alejandro Gorgollo y colocada en el año 1753, siendo arzobispo de Toledo el cardenal Luis Antonio de Borbón. Pocos meses después de su colocación se rompió --la brecha ha quedado para la posteridad-- y pasó a formar parte de la memoria de los toledanos.
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