Al sacar a los Hermanos maristas de la cárcel, él se encontraba en la cocina. Le avisaron que estaban llevándose a sus hermanos y le amenazaron que no se moviese de su puesto. Más tarde, un miliciano lo reconoció como Hermano marista y lo denunció, y fue encerrado en una celda de seguridad.
El Hno. Jorge Luis no disimulaba su deseo de ser mártir: “...mi deseo más ardiente, después de mi conversión, es el de derramar mi sangre por Cristo”.
Don Carmelo Moscardó Guzmán asistió a la discusión entre “El Granadino” y el Hno. Jorge Luis sobre la existencia de Dios; el Hermano defendió tan bien la religión que el otro, lleno de rabia, le asentó en la cabeza un golpe violento con la culata del fusil.
"Un día, me sacaron de la cárcel, y me encerraron en una celda especial hasta muy avanzada la noche. Entonces llegó el “Granadino”. Cuando le pregunté sobre la muerte de mi hermano, él simplemente me respondió que al fusilarlo se había aplicado la justicia. “-Y contigo va a ser lo mismo”, añadió. Entonces me presentaron a un Hermano marista, que por ser ayudante en la cocina, no lo habían encontrado el día anterior. Le hicieron una cantidad de preguntas y respuestas sobre la existencia de Dios; era el “Granadino” el que llevaba la voz cantante; luego añadió: “-Esto termina así”, y agarrando el fusil por el cañón, asestó un golpe tremendo en la cabeza del Hermano. Después me mandaron salir de la celda. No supe si la muerte del Hermano fue a consecuencia del golpe de culata o si lo asesinaron más tarde".
"Un día, me sacaron de la cárcel, y me encerraron en una celda especial hasta muy avanzada la noche. Entonces llegó el “Granadino”. Cuando le pregunté sobre la muerte de mi hermano, él simplemente me respondió que al fusilarlo se había aplicado la justicia. “-Y contigo va a ser lo mismo”, añadió. Entonces me presentaron a un Hermano marista, que por ser ayudante en la cocina, no lo habían encontrado el día anterior. Le hicieron una cantidad de preguntas y respuestas sobre la existencia de Dios; era el “Granadino” el que llevaba la voz cantante; luego añadió: “-Esto termina así”, y agarrando el fusil por el cañón, asestó un golpe tremendo en la cabeza del Hermano. Después me mandaron salir de la celda. No supe si la muerte del Hermano fue a consecuencia del golpe de culata o si lo asesinaron más tarde".
En realidad, el Hermano no falleció en aquel momento, como queda dicho, al día siguiente, 24 de agosto, lo llevaron al Tránsito y lo fusilaron.
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