lunes, 22 de agosto de 2011

La auténtica filosofía. (I)


Por José Antonio Chamorro Manzano (Ensayista en materia teológica natural y moral).

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 • Motivaciones:

- Son tantas las voces que vienen alertando sobre ello, que ya resulta un clamor indisimulable: Nuestro mundo actual se halla enfermo, muy enfermo, en estado de máxima gravedad debido a su manifiesta situación de masiva desorientación, resultante ésta en generalizada postración necrótica.

- Nuestro mundo actual padece “agotamiento ideológico masivo”, y ello ha de ser atribuido a que se encuentra rigurosamente conducido él por unas élites inanes que carecen de capacidad de guía ideológica acertada, de capacidad de guía acertada conforme a las necesidades naturales del ser humano individual y del conjunto orgánico de todos los seres humanos o Humanidad. Y es de advertir que, en el caso de no ser corregida a tiempo tal aberrante situación padecida, no podría tener él, nuestro mundo, más salida que la que de manera natural vemos producirse en los organismos vivos que hayan alcanzado un estado irreversible de agotamiento o degeneración esterilizadora: La salida de su propia extinción mortal.

- Pero en el aspecto individual y cuando los individuos actúan libres de coacciones ajenas o de malformaciones mentales, la generalidad de ellos manifiestan su común tendencia a la acción con finalidad creativa a impulso de su poseída sociabilidad innata natural.

- Tras de lo dicho, ha de surgirnos esta interrogante cuestión: Por qué la generalidad de los individuos manifiestan comunes tendencias y la posesión de específicos caracteres comunes innatos. Y de inmediato debiera surgirnos acertada respuesta: Porque todos los individuos tenemos un origen genético común, aunque ignorásemos cuál sea él.

- Pues bien, a causa de lo antedicho ha de surgir para todos y cada uno de nosotros, los humanos con uso de razón, una necesidad de saber: De saber lo esencial relacionado con nuestro origen genético común, y lo esencial relacionado con la finalidad de nuestra existencia, y lo esencial sobre nuestra innata sociabilidad, y lo esencial sobre una deseable capacidad ideológica de guía acertada conforme a las necesidades naturales del ser humano individual y del conjunto orgánico de todos los seres humanos o Humanidad, y etc.

- Y como esa expresada necesidad de saber ya la sintieron nuestros antepasados, desde hace miles de años, pues hubieron de procurarse ellos la elaboración de los instrumentos conceptuales de razón, adecuados para obtener las acertadas respuestas pretendidas. Tales instrumentos, son los que conocemos como Teología y Filosofía. Aunque sea evidente que los contenidos de tales instrumentos habidos hasta ahora no resultan ser productos acabados, universales, satisfactorios para todo tipo de mentalidades habidas; y ello ha de ser así, ya que las mentalidades habidas son evolutivas y en cada época o en cada momento del desarrollo individual tienen ellas características y capacidades peculiares, por lo cual los instrumentos conceptuales aplicables, Teología y Filosofía, deben ser de continuo ampliados y adecuados en sus partes de posible modelación.

- Resulta un hecho innegable que todavía en nuestros días los saberes básicos teológicos y filosóficos disponibles se hallan muy discutidos por significativos núcleos de personas; y lo más alarmante se presenta cuando, por muy acreditada que sea la cualificación intelectual o científica de quienes participan en las discusiones, los resultados concluidos no alcancen una suficiente capacidad de convicción demostrable.

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• Veamos un caso práctico:

- EL PRIMER INSTANTE DE LA EXISTENCIA DEL INDIVIDUO

Preguntémonos, ¿nos resulta conocida alguna descripción satisfactoria sobre cómo es el comienzo de la vida terrena de los individuos? Quizá sea ese el primer concepto filosófico que debiera ser abordado para luego poder llegar a adquirir una auténtica filosofía personal de vida. En caso de respuesta afirmativa, comparemos aquélla con la descripción siguiente; o en caso de respuesta negativa, consideremos esta misma que sigue:

- Supuesta la concurrencia de las condiciones biológicas necesarias para el correspondiente inicio del proceso genético fecundativo embrionario. En el primer instante de la existencia del individuo, ocurre que:

- Tiene efecto la llegada del alma que es enviada por Dios, dotada con los necesarios sentimientos genéricos y con las necesarias motivaciones y guías y luces existenciales (Código Genético Divino), para que el nuevo individuo surgente pueda llevar a cabo su periplo por la vida terrena como partícipe-beneficiario y cooperador en la Obra de la Creación (como criatura filial de Dios).

- El alma llegada toma posesión de los necesarios materiales fecundativos (los compuestos orgánicos, ovogenésicos y seminales, necesarios para con ellos poder realizar la fecundación biológica embrionaria); materiales que han de haber sido reunidos de modo complementario por una madre y por un padre.

- Acto seguido, el alma llegada recibe la información genética funcional específica y familiar (código genético genealógico) que, instintivamente, le inspira el alma de la madre y la que le inspira el alma del padre.

- De inmediato, ese alma llegada sintetiza y unifica la doble información genética funcional específica y familiar (paterno-materna) que ha recibido, y obtiene así su, inicial, personal modelo genético codificado; al cual modelo, y con toda la capacidad de fidelidad instintiva que le faculta el componente genético Código Genético Divino, procurará ir adaptando ese alma sus actividades existenciales y funcionales.

- A partir de ese instante, ya existe un nuevo individuo que con toda fidelidad instintiva a los designios de Dios procurará realizar el proceso biológico denominado fecundación e ir desarrollándose y capacitándose orgánicamente para poder llegar a ser un eficaz colaborador en la Obra de la Creación.

- Aunque el gran problema empezaría cuando ese individuo llegase a alcanzar uso de razón –alma racional–, ya que entonces y siempre que él pudiera actuar con libre voluntad, tendría que decidirse por actuar con intención de fidelidad a los, intuidos, designios de Dios o con intención de ignorarlos o de tergiversarlos.

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• Conclusión:

La descripción expuesta de manera tan escueta pudiera dejarnos dudas importantes; por ello y a modo de aclaración, se añade:

- Para hacer posible una procreación mediante el sistema sexual, se necesita la aportación natural realizada por una madre y por un padre. Es imposible aportación científica sustitutoria alguna; si bien luego sean posibles determinadas intervenciones modificativas en la labor genética realizada por la criatura. Fuera del sistema sexual, existen posibilidades procreadoras germinativas (partenogénesis o clonación) en las que tan sólo se necesita la aportación natural realizada por una madre.

- En cualquiera de los casos posibles de procreación, Dios ha de aportar el alma, debidamente dotada con el Código Genético Divino, el cual conlleva los componentes genéticos motivadores y guías existenciales necesarios para que el nuevo individuo pueda integrarse de modo activo en el marco general de la vida terrena.

- El alma de la madre y el alma del padre, de manera instintiva deben inspirar el alma filial, a efectos de que ésta pueda conducirse desde su primer instante de vida (inicio de la fecundación) conforme a las características específicas y tendencias, genéricas y familiares, de sus procreadores y demás antecesores.

- El nuevo individuo, si ha sido procreado por humanos, es individuo humano desde el primer instante en el que su alma inicia el proceso biológico denominado fecundación.

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