Informe clínico facultativo, referente al enfermo llamado “Mundo Occidental”.

Artículo de un colaborador de –elmunicipiotoledo-

Por José Antonio Chamorro Manzano (Ensayista en materia teológica natural y moral).

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• Antecedentes:

- Estudio de los aconteceres históricos influyentes, proporcionados por los medios de difusión disponibles considerados de suficiente fiabilidad.

- Seguimiento rutinario de la actualidad informativa ideológica y social, a través de diversos medios de difusión pública.

- Seguimiento pormenorizado de las diversas legislaciones estatales y las normativas influyentes sobre la educación y los usos y las costumbres, individuales, familiares y colectivas.

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• Cuadro sintomático proporcionado por los Antecedentes:

- Calificación:

Máxima gravedad, debido a la postración autoaniquiladora del paciente.

Para la determinación de ese grado de gravedad, han sido tomados en consideración, no sólo los síntomas y las manifestaciones morbosas actuales cuyo conocimiento proporcionan los Antecedentes referidos, sino también los exhaustivos registros históricos sintomatológicos confirmados.

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 • Diagnóstico facultativo:

Paciente víctima de “agotamiento ideológico”, de naturaleza pandémica (global) en todo su ámbito civilizador propio y en sus zonas de influencia.

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• Historial de la enfermedad:

- Cronología:

Los primeros síntomas aparecidos de tal enfermedad, son de una antigüedad muy remota; aunque la enfermedad alcanzó el inicio del “estado crítico virulento de acelerado progreso” hace tres siglos.

- Episodios morbosos:

Las monarquías soberanas de las naciones europeas consolidadas a lo largo de la Edad Moderna –el Viejo Régimen, en denominación posterior– sucumbieron por efecto de su propio agotamiento ideológico. Hacia el año 1.700, los pueblos europeos acusaban con perplejidad la carencia de las necesarias élites dirigentes que les pudiesen guiar o apoyar, eficientes, en sus tareas naturales personales y en la planificación y elaboración de las actividades tendentes a perfeccionar la sociedad civilizada a la cual pertenecían ellos.

La incapacidad funcional alcanzada por aquellas monarquías, rivales entre sí en ruinosas e inacabables luchas de interpredominio, produjo lo que era natural: la aparición de un nuevo poder rector imperioso que ocupase el lugar que aquéllas habían dejado vacío. La cosa empezó sin muchas pretensiones: Las jóvenes colonias norteamericanas sujetas a la caduca metrópoli inglesa trataban de sacudirse el angosto y explotador yugo soberano que ésta les imponía, y para lograr su propósito habrían de luchar ellas a vida o muerte. La organización secreta, la corrupción, el soborno y el chantaje fueron las, ancestrales, armas estratégicas empleadas, y ya para siempre, por los al principio débiles luchadores por su emancipación. Y, por otra parte, la carcomida estructura ideológica y orgánica de la metrópoli británica resistió poco, y el resultado fue que la antes potencia colonial, la Gran Bretaña (entonces, el pueblo más pobre de Europa), pasó a ser colonia (en forma encubierta) de la triunfante oligarquía dueña totalitaria del poder estatal en los incipientes EE UU de Norteamérica.

Luego, todo siguió los pasos lógicos; el nuevo poder era cada día más fuerte y quiso prevenirse de cualquier peligro procedente de las otras, también ya carcomidas, potencias europeas. Amparándose en su anonimato personal, desde su nuevo punto de apoyo en las Islas Británicas y mediante sus instrumentales organizaciones secretas infiltradas (de carácter masónico), los surgentes imperialistas planificaron, organizaron y dirigieron la antifrancesa Revolución Francesa (modelo de falsa revolución popular, que sirve para dar el poder estatal totalitario a élites serviles al imperialismo); y así pasó Francia (entonces, el pueblo más rico de Europa) a ser la segunda nación europea convertida en disimulada colonia. Aquellos éxitos desataron las utópicas mayores ambiciones de los nuevos imperialistas; intuyeron estos que el mundo entero podría ser suyo: Ellos eran los mejor organizados, los más ricos y los menos refrenables en el aspecto moral (ignoraban la universalidad de Dios y no tenían patria).

- Resumen genérico de los episodios históricos morbosos registrados en los tres últimos siglos:

Revoluciones populares falsas (con fines imperialistas de manipulación antinacional y espiritual, de las indefensas masas populares y sus entreguistas élites), revolución industrial oligárquica, guerras napoleónicas, proletarización masiva, guerras civiles, colonialismo, secesiones regionales, guerras internacionales, guerras mundiales, contracultura, masificación y globalización inane. Y añádase: legalización de todos los actos imperialistas atentatorios, incluidos los genocidios contra criaturas en estado de gestación.

- Gérmenes específicos activos, actuantes:

*Desnaturalizadores de las teologías y las filosofías existenciales habidas, (fanatismo, sensiblería, milagrería, sectarismo, agnosticismo, ateísmo, nihilismo, relativismo, nadería).

*Metodológicos demagógicos (liberalismo, socialismo, marxismo, colonialismo, capitalismo, democratismo, comunismo, fascismo, nazismo, partitocracia antinacional).

*Destructivos (guerras genocidas, revoluciones fratricidas, terrorismo total, abortismo, drogadicción).

*Coactivos (contracultura, opresión económica, opresión psicológica, injusticia).

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• Tratamiento psicológico prescriptible:

Conforme a lo que, con mundialmente reconocida autoridad facultativa, prescriben como medicina los grandes pensadores humanistas y que dice:

“Lo único que podrá salvar de una gran catástrofe social a la Humanidad”, será: “Una auténtica filosofía ideológica”;

aunque, para mayor precisión, añaden:

“Lo único que podrá salvar de una gran catástrofe, social o existencial, a la Humanidad”, será: “La auténtica teología, aplicada a las ideologías”.

Conforme a ello, al enfermo considerado deberán administrársele en adecuadas dosis dichas medicinas: Auténtica Filosofía Ideológica y Auténtica Teología.

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ANEXO:

• Necesidad urgente:

La continuación del descubrimiento y la formalización de la Auténtica Filosofía Ideológica y de la Auténtica Teología de inspiración universal divina (inspiración por igual en cada una de todas las almas).

• Convocatoria:

A quienes con carácter individual se suman a la permanente fundamental tarea de contribuir a ese descubrimiento y a esa formalización, y a quienes por razón de cargo público (dirigentes religiosos, filósofos, psicólogos, ideólogos, gobernantes, etc.) se hallan moralmente obligados a contribuir al más fructífero progreso en la referida fundamental tarea; se les convoca y anima a todos ellos, para que redoblen sus esfuerzos con toda lealtad, a fin de disponer de la necesaria medicina psicológica prescrita facultativamente para el tratamiento del enfermo considerado.

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